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La extraña tumba de la dama

  • El equipo de las universidades de Granada y Jaén revela nuevos hallazgos en Qubbet el-Hawa

De ella no se conoce nada. Únicamente que ha aparecido donde no debería estar. El equipo de investigadores que dirige la Universidad de Jaén (UJA) y en el que participa, entre otras, la de Granada (UGR) dentro del proyecto Qubbet el-Hawa -que se desarrolla en la necrópolis junto a la ciudad egipcia de Asuán- dio en su última campaña con un hallazgo singular. Según explica el jefe del proyecto, Alejandro Jiménez, localizaron un enterramiento intacto, la última morada de un escriba llamado Dedutjen, que murió en el 1800 a.C. En el ataúd, "magníficamente decorado" lo que encontraron no fueron los restos del escriba, sino los de una mujer. Fue el antropólogo de la UGR Miguel Botella el que llegó a esa conclusión tras analizar los restos. "De ella desconocemos todo", indica Jiménez, que adelantó que "esperamos hacer un análisis de ADN para ver la relación" de esta mujer con el resto de cuerpos que se han localizado en la cámara funeraria. La única evidencia exacta es el sexo y sobre el enterramiento sólo se pueden plantear incógnitas. ¿Era familiar del escriba? ¿Murió antes y se le cedió la tumba que estaba destinada a Dedutjen? ¿O murió después y la mujer 'okupó' el enterramiento? ¿Se sustituyó un cuerpo por el otro? "El relato de la historia tiene dos vertientes, una es subjetiva, a partir de los datos se pueden dar unos resultados. Otra es objetiva, que se elabora con elementos incontrovertibles", razona Miguel Botella, catedrático de Antropología Física de la Universidad de Granada y responsable de una de las osteotecas más importantes de Europa. "Y la realidad es que es una mujer". Lo dicen los huesos.

"Es llamativo" el descubrimiento, por cuanto que todo lo que rodea a la mujer indica que es la tumba de un hombre. Sólo el desarrollo de nuevas metodologías y tecnologías permite llegar a desvelar la verdad. "Hasta ahora en cuestiones así se daba por buena" la interpretación basada en elementos documentales, como escritos o epitafios , añade Botella. Algo que, incide el investigador, daba alas a encajar la realidad a "esquemas preconcebidos" que, como se ha visto en el caso de esta tumba, eran erróneos. "Los huesos dicen la verdad". El ataúd, de cedro de lo que en la actualidad es el Líbano, señala que el personaje al que estaba destinado era importante, destaca Alejandro Jiménez. Era un lujo propio de la clase alta. Conocer la historia de esta dama egipcia puede arrojar luz al papel de la mujer en la sociedad, más allá de lo que cuentan las fuentes documentales, las únicas que, hasta la fecha, han permitido reescribir -a veces con erratas, como evidencia el descubrimiento del equipo andaluz- la historia del antiguo Egipto.

El próximo mes de enero se iniciará una nueva campaña en la necrópolis egipcia. Está previsto que este año participen cuatro antropólogos de la Universidad de Granada, el propio Botella, Inmaculada Alemán, Ángel Rubio y Rosario Guimarey. Durante la campaña el equipo deberá desarrollar todo el trabajo programado, ante la imposibilidad de sacar de Egipto cualquier tipo de resto para su estudio. En la nueva campaña, ya en 2018, se trabajará en nuevas tumbas y se avanzará en un estudio para su publicación de las patologías históricas que sufría la población egipcia de la época. Se pretende cubrir un periodo de unos cuatro o cinco siglos, y serán los restos hallados en la necrópolis los que determinen cómo era la calidad de vida en la época. "Conocemos las enfermedades en términos globales", indica Botella, que argumenta que estudios como éste permiten conocer de cerca la vida real y aspectos totalmente desconocidos por cuanto que no aparecen en las fuentes bibliográficas.

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