Sazonar terremotos con igualdad de género (!), mezclar seísmos con anatomía y cuidados médicos (!), batir placas tectónicas con la enseñanza de Inglés (!!) y condimentar con divulgación científica. La receta pueden ser bautizada como XX Semana Solar al aroma de un nuevo modelo educativo. Los terremotos, sus efectos devastadores y, sobre todo, la prevención de esos daños, han sido el eje de una nueva edición de las jornadas dedicadas a la ciencia del IES Zaidín Vergeles. El programa ha movilizado a toda la 'plantilla' del centro, compuesta por unos 1.600 alumnos y un claustro de 115 profesores. Desde el Latín hasta la Química, hay para todos.

Las jornadas están aliñadas por ponencias de primer nivel gracias a que Granada es sede del Instituto Andaluz de Geofísica (IAG) y el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (IACT). Estas instituciones, junto con la Universidad de Granada (UGR), han colaborado en conformar un programa didáctico notable, en el que se han tocado prácticamente todos los palos. Una de las claves ha sido la prevención, qué hacer en caso de seísmo. ¿Y por qué? Ahí se les ha explicado a los chicos que Granada, justamente, está en uno de los 'puntos calientes' de la Península Ibérica en cuanto a movimientos sísmicos.

Con pimentón, bicarbonato y vinagre se puede simular una erupción volcánica

"Les hemos dicho que además de prestar atención, que luego lo cuenten en casa", explica el director del centro, Manuel Rodríguez Garzón. La mesa redonda titulada Prevención sísmica se planteó con esa intención, dar a los alumnos las pautas de cómo actuar en caso de catástrofe y, además, hacer a los propios chicos de transmisores de esas pautas con el objeto de saber qué hacer en el caso de terremoto. Qué hacer si la tierra tiembla y se viaja en coche, cómo actuar si se está en la playa y se produce un tsunami... son preguntas reales que el pasado martes los alumnos pudieron hacer a expertos como Manuel Navajas, responsable de Protección Civil en Granada, Ignacio Castro, arquitecto responsable de los centros educativos en Andalucía, o Rosa María Mateos, del Instituto Geológico y Minero de España. La mesa vino después de la proyección de la película Lo imposible. Un tsunami en el aula.

"Somos pioneros en organizar una semana de divulgación como esta desde el punto de vista preventivo", asegura uno de sus responsables, el profesor de Biología Antonio Quesada Ramos, que señala que al conocimiento puro y duro sobre los terremotos se le ha querido dar también un toque lúdico. Eso sí, se aprovecha que una de las grandes tragedias se produjo en Pompeya para proyectar un documental sobre la erupción del Vesubio y dar, de paso, un poco de Latín.

Los alumnos también han 'cruzado' la línea para convertirse en generadores de conocimiento. Así ha sido para dar a luz uno de los proyectos más singulares Sismología en femenino, el que pone de relieve el trabajo de las sismólogas con información trabajada por los chicos. "¿A quién metió Julio Verne por el volcán en Viaje al centro de la tierra? A ellos", reseña Quesada, que muestra la cartelería diseñada por los estudiantes. Fotos y reseñas sobre el trabajo de científicas de primer nivel, desde la pionera Igne Lehmann a la granadina Mercedes Feriche.

El sustento de buena parte del programa es la práctica. Para el simulacro de catástrofe se contó con la Cruz Roja, que ofreció un taller sobre primeros auxilios. Ahí se enseñó a utilizar un periódico doblado como collarín, o una garrafa de plástico como férula. Anatomía de un desastre para arrojar luz sobre algunos falsos mitos de los terremotos. Los seísmos provocan muertes, pero un porcentaje importante de los mismos son, en alguna medida evitables. ¿Qué ocurre con un diabético que no puede conseguir insulina tras un desastre natural? ¿Qué riesgo supone no enterrar los muertos en una ciudad asolada?

Los volcanes también están presentes. Los alumnos han podido simular una erupción con la ayuda de la Química a pequeña escala. Bicarbonato, pimentón y vinagre es lo único que hace falta para recrear un momento de efervescencia creativa y, de paso, fijar en los chicos una experiencia magistral.