Conducir a determinadas horas de la noche, o permanecer durante muchas horas seguidas despierto, puede producir somnolencia, cansancio y, por tanto, aumentar el peligro al volante, conllevando a un posible accidente que involucre a más automóviles.

La Universidad de Granada y la Universidad Politécnica de Valencia han desarrollado de forma conjunta un nuevo sistema de bajo coste, que detecta síntomas de fatiga en conductores y ayuda a prevenir accidentes de tráfico.

Esta nueva tecnología será de utilidad para prevenir un gran número de siniestros provocados por la conducción temeraria a causa de la fatiga. De hecho, esta actitud ante el volante provoca del 20 al 30% de los accidentes en carretera, cifra bastante elevada que es fácil de reducir haciendo descansos, durmiendo las horas necesarias, etc.

En relación al sistema creado por la UGR y la Universidad Politécnica de Valencia, la construcción incluye cuatro sensores: uno que indica la temperatura de la persona, otro que señala presión ejercida en el volante, uno que se ubica en el reposacabezas y otro que detecta choques o frenados repentinos. El funcionamiento de estos cuatro sensores provoca que, en caso de fatiga, un pitido salte alertando al conductor.

Los investigadores han explicado qué consecuencias tiene la fatiga en la conducción: visión borrosa y aumento del parpadeo que limita la percepción del conductor; ansiedad y cambios de comportamiento que pueden perjudicar la atención en la vía; menor comodidad en el asiento, etc. Todos estos problemas derivan en uno que es el causante de muchos accidentes: aumento del tiempo de reacción ante una situación de peligro que suceda en la carretera, y ante la que el conductor no es consciente.