Cómete Granada

La romántica historia de un maridaje insuperable

"Recuerdo aquella noche mejor que algunos años de mi vida", decían en el drama romántico Antes del atardecer (2004). Con esta sencilla frase se podría describir el idilio que tuvo lugar la pasada noche del miércoles entre la cocina del chef Javier Feixas de La Borraja de San Nicolás y las distintas cervezas Alhambra.

Esta historia comenzó en torno a las 21:00 horas en un ambiente tan espectacular como es la terraza de este restaurante. Los asistentes pudieron disfrutar de un encuentro único, la Noche de Cervezas Alhambra que por fin aterrizó en su lugar de origen, la ciudad de Granada.

SugerenciasLa Viera grillada y los Salmonetes de roca con falsos fideos

Fue una ocasión clave para rendir tributo a la gastronomía local, en concreto al jamón de Trevélez, en una velada que ofreció una experiencia gastronómica más que interesante que se adentra en el universo de la cerveza jugando con los sentidos de los asistentes.

Una experiencia 'extra sensorial' que los asistentes pudieron disfrutar en el restaurante La Borraja de San Nicolás, en pleno corazón del Albaicín, el barrio más antiguo de Granada. Un lugar desde el que se podía contemplar la Alhambra, y probar la exquisita propuesta gastronómica del chef Javier Feixas, diseñada con el objetivo de descubrir, sin prisas, los orígenes renovados de Cervezas Alhambra mediante el arte de la degustación.

El chef se mostraba más que encantado con esta experiencia, "sobre todo por lo que representa la marca aquí en Granada. Qué más se puede pedir al día de hoy", decía. Si bien es cierto que el cocinero goza de una dilatada experiencia profesional, contaba que "los nervios siempre están" y que afrontaba la noche "con mucha responsabilidad porque es un evento muy importante y lo tenemos que hacer muy bien".

Mientras el público se refrescaba con la cerveza Alhambra Especial, aparecieron las primeras grandes creaciones del chef, tres aperitivos, entre los que fue casi imposible elegir un favorito.

El primero fue la Piedra de la Alhambra, un 'bocadito' que imitaba en color y forma los sillares de la fortaleza roja granadina. Después apareció el sabrosísimo Mollete de sardinas con piel de grasa de jamón, queso y plátano, un canapé con una mezcla de sabores de alto contraste. Por último, y como preludio a los platos de mesa, el Taco mejicano de rabo de toro con foie acompañado de cebolla morada y cilantro añadió el matiz perfecto de cocina tradicional a la etapa de aperitivos.

Una vez sentados en la mesa, apareció el primer plato, un ceviche fresquito maridado con Alhambra Reserva 1925. Este no es un ceviche cualquiera, el plato llamado Moluscos y mariscos (con quisquilla de Motril) curados en cítricos con toques de fruta de temporada y acompañada de una leche de tigre que además fue servida en una botella de 1925, consigue romper las fronteras sensoriales en el paladar.

Después llegó el tuno del exquisito Viera grillada, dumpling de guisantes, manzana y hierbabuena con consomé de jamón y aire de mantequilla tostada, uno de los platos estrella del restaurante.

Los siguientes dos platos estuvieron acompañados con la flamante y estupenda Alhambra Roja, todo un baluarte ya para la cervecera granadina. El Salmonete de roca con falsos fideos, hechos en casa, y Udon de coco y sus aletas fritas. Las aletas "dan ese crunch a la hora de comérselo y corta la monotonía del Udon de coco", explicaba el chef Feixas.

Por último, y antes del esperado postre 100 % Chocolate, llegó el Cochinillo en piel suflada con migas de Trevélez, miel de la Alpujarra y confitura de melocotón: "Es un plato súper divertido porque lo emborrizamos en una corteza de cerdo seca, lo freímos y, cuando esa piel sufla, deja un aspecto muy desordenado". ¡Y sabroso!

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