AGR Almeria

Setos junto a los invernaderos, la clave contra las plagas que vendrán

  • El proyecto Bioplan, de la Fundación Cajamar con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica, demuestra que la biodiversidad será fundamental para la adaptación al cambio climático

  • Han estudiado qué plantas arbustivas de nuestra flora autóctona son las más adecuadas para albergar enemigos naturales

Setos junto a los invernaderos, la clave contra las plagas que vendrán

Setos junto a los invernaderos, la clave contra las plagas que vendrán

La horticultura intensiva bajo plástico es un agrosistema muy vulnerable a las plagas. Desde agosto de 2018 hasta finales de junio de este mismo año, la Fundación Cajamar, con la investigadora Mónica González Fernández a la cabeza, junto con con el apoyo de la Fundación biodiversidad, del Ministerio para la Transición Ecológica, ha desarrollado un proyecto piloto denominado Bioplan, que se encuentra enmarcado dentro de la Convocatoria de Adaptación al Cambio Climático 2017 de la propia Fundación Biodiversidad. Con esta iniciativa se ha conseguido avalar el incremento de la biodiversidad funcional como herramienta para adaptar la horticultura intensiva a los efectos del calentamiento global.

 Desde sus comienzos surgió con la idea de ofrecer una herramienta que contribuyese para la adaptación a un escenario futuro en el que se espera una mayor incidencia de plagas, y con ello, la necesidad de emplear medios de control de las mismas. Frente a este escenario desde Cajamar están convencidos de que la biodiversidad funcional es una herramienta fundamental para adaptarnos al cambio climático.

En los últimos años han estudiado a través de diversos proyectos qué plantas arbustivas de nuestra flora autóctona son las más adecuadas para albergar enemigos naturales de las plagas, persiguiendo además que estas plantas arbustivas no sean reservorio de virus o de sus vectores y afecten a los cultivos.

Han generado el conocimiento necesario para diseñar setos de distintas características que den respuesta a necesidades concretas según diferentes premisas de trabajo. Sabiendo que los setos tienen que ofrecer un hábitat a los insectos beneficiosos, ya que estos pueden ayudar a frenar la libre dispersión de plagas y actuar como verdaderas barreras fitosanitarias.

El objetivo a largo plazo es continuar con las labores de concienciación y divulgación de estas prácticas

Los resultados del proyecto Bioplan están principalmente dirigidos a los productores hortícolas, de forma que han establecido a modo de experiencia piloto diferentes setos en cuatro invernaderos de productores de Almería (Murgiverde y Caparrós Nature), Murcia (Hortamira) y Comunidad Valenciana (Surinver). De forma paralela se han desarrollado dos talleres formativos, uno en Pilar de la Horadada y otro en Almería, dirigidos a agricultores y técnicos al objeto de mostrar cómo la biodiversidad puede contribuir a un mejor control de las plagas. En total asistieron 150 personas a las que se les ofreció formación sobre cómo y dónde establecer los setos, así como su mantenimiento.

A los participantes de los talleres se les entregaron unas guías prácticas sobre qué plantas son más interesantes para establecer los setos y qué enemigos naturales pueden albergar. También se mantuvieron reuniones de trabajo con diferentes administraciones públicas, y se negoció con éxito la incorporación de la biodiversidad funcional mediante el establecimiento de setos como una herramienta más en las guías de gestión integrada de cultivos hortícolas. En definitiva, el objetivo de este proyecto ha sido el de potenciar esta herramienta natural de control biológico que el medio ambiente nos ofrece.

Lógicamente, la existencia de barreras vegetales entre los invernaderos puede generar otros servicios igualmente útiles, como son la mejora de la higiene rural de la zona y una mejor imagen medioambiental del sector hortofrutícola almeriense de cara al mercado exterior. Por ello, el compromiso de Cajamar es que tras la finalización del proyecto Bioplan se continúe con las labores de concienciación y divulgación de estas prácticas, así como con el asesoramiento técnico a todos aquellos productores que estén interesados en poner en práctica estas iniciativas. De hecho, esperan que este proyecto sirva para impulsar esta labor a medio plazo.

Han trabajado a modo de experiencia piloto en distintas fincas de Murgiverde y Caparrós Nature

En este contexto, cabe recordar que la Fundación Cajamar, en su intensa labor de investigación agroalimentaria para hacer más competitivo el agro almeriense, también estuvo inmersa en el proyecto ‘Recupera 2020. Nuevas tecnologías para aumentar la eficiencia del control biológico de plagas en el entorno de los invernaderos’, desarrollado por investigadores de la Estación Experimental del Zaidín del CSIC (Granada) y de la Estación Experimental, que tuvo como objetivo global el diseño de Infraestructuras Ecológicas destinadas a potenciar el control biológico por conservación y reducir las necesidades de plaguicidas y aumentando así la calidad de los productos. Este proyecto estudiar y analizar permitió qué plantas autóctonas pueden pueden servir como refugio de artrópodos beneficiosos, actuando como barreras fitosanitarias y contribuyendo a una importante mejora del paisaje con todos los beneficios mediambientales que ello conlleva y contribuir a mejorar el servicio que la biodiversidad puede prestar al mantenimiento de una agroecosistema más sostenible.

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