Campaña agrícola 2019-2020

El campo finaliza la siembra con el control biológico como gran asignatura pendiente

  • Sigue la preocupación por el retroceso de este modelo, que lleva un lustro de desaceleración

Suelta de bichos en el semillero Almeriplant, uno de los referentes de la industria auxiliar almeriense.

Suelta de bichos en el semillero Almeriplant, uno de los referentes de la industria auxiliar almeriense.

Desde que comenzaran las plantaciones más tempranas, allá por el mes de julio, y ahora, que ya se está terminando de sembrar el resto de la superficie invernada tanto en el Poniente como en Níjar, organizaciones de agricultores, asociaciones del sector y la propia administración esperan que la superficie productiva bajo control biológico crezca después de un lustro en el que ha tendido a la baja.

Y eso que hace ya cerca de 15 años la provincia la implantaba convirtiéndose en pionera, pero algo ha ido cambiando. De hecho, la pasada campaña la superficie total ascendía a 23.000 hectáreas y la 2017/2018 a 24.061 hectáreas.

Solo en torno al 20% de la producción en invernadero produce bajo este modelo y eso que el número de hectáreas crece cada año. Además, desde 2012 se ha visto un aumento en la venta de químicos. Si esta campaña será un punto de inflexión para revertir esta situación aún es una incógnita. Sí es cierto que se han puesto más medios. Desde la Junta se vienen haciendo diversas campañas de concienciación, al igual que de otros centros privados y asociaciones. Una de las últimas ha sido la campaña ‘I love bichos’, promovida por Coexphal y destinada a convencer de que no cabe lugar a otro proceder que no sea buscar el residuo cero, la calidad y por tanto la seguridad alimentaria por la que se caracteriza el agro almeriense debe seguir creciendo, innovando, hasta alcanzarlo.

En estos momentos, cuando las plantaciones se encuentran en las primeras fases del cultivo pasan por un periodo crítico para su viabilidad y se han de extremar las medidas de control de plagas, ya que las condiciones son propicias para el desarrollo de los patógenos. Por ello, la lucha biológica es la mejor de las herramientas para prevenir.

Las jóvenes plantas van de los semilleros, en un entorno de ambiente muy controlado, a los terrenos de asiento, con sus tejidos aún tiernos, pasando a condiciones ambientales extremas de humedad, luminosidad y suelo, y se pueden producir daños por estrés hídrico, quemaduras en la vegetación y asfixia radicular. Todo ello son hechos que pueden facilitar el ataque de plagas y enfermedades que afectarán al buen desarrollo de la futura plantación.

Por cultivos, la situación es muy dispar. Mientras que en el pimiento el control biológico está prácticamente asentado; en tomate, pepino o calabacín siguen en cotas muy bajas. De hecho, este año volverá a crecer en el pimiento, puesto que está previsto que la superficie aumente un 10% más esta campaña, después de hacerlo un 17% en la anterior. Fenómeno que preocupa de cara a una posible sobreoferta este invierno y su consiguiente caída de los precios.

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