Liberalización de mercados en la UE

El fin de las cuotas pone en peligro la supervivencia del cultivo de remolacha

  • Los agricultores andaluces ven difícil poder competir con los precios del norte de Europa. La única posibilidad de que se mantenga la actual superficie vendría a través de acuerdos con la industria local.

El fin de las cuotas del azúcar fijado para 2017 es una grave sombra que planea sobre el futuro del sector remolachero español, que tendrá que afrontar la competencia de las producciones del norte de Europa, donde la menor necesidad de riegos hace que se pueda producir a mejor precio. 

En España, tanto en la zona norte como en la zona sur los rendimientos por hectárea de la remolacha son tan buenos o mejores que en Europa; la calidad tampoco es un hándicap. El problema es el coste, y por tanto el precio mínimo de venta bajo cuyo umbral los productores no podrán continuar con el cultivo.

En cuanto a la situación de oferta y demanda, España es deficitaria de azúcar: consume 1,3 millones de toneladas de azúcar al año, pero la UE limitó su cupo a apenas medio millón; mientras tanto, Francia, Alemania o Reino Unido producen por encima de las necesidades de su mercado interno, lo que supone un riesgo para nuestro país, pues es de esperar que vengan a vender sus excedentes.

El escenario en el que los remolacheros andaluces afrontan la liberalización total del mercado azucarero en Europa -según datos del Grupo Remolachero de Sevilla- es el de una producción anual de unas 564.000 toneladas de remolacha -que se traducen en unos 77.500 toneladas de azúcar- cultivadas en 8.500 hectáreas (dato de este año) por 200 agricultores.  El cultivo se reparte entre la zona de Jerez -2.000 hectáreas- y Sevilla -6.000 hectáreas-. En Sevilla, el 91% de la producción es en regadío y en Jerez lo es el 60%. Estos datos hacen ver que en el cultivo de la remolacha ha habido grandes transformaciones: para empezar, se ha pasado de las 50.000 hectáreas que se cultivaban en todas las provincias de Andalucía antes de la OCM del azúcar del 2006 hasta sólo 8.500 o 9.000 máximo y sólo en Sevilla y Cádiz;  no hay agricultores que dediquen una gran superficie a la misma sino que por el contrario se cultiva en general en parcelas pequeñas; también se ve que se ha abandonado mayoritariamente el cultivo de secano, ya que a los precios actuales no es rentable.

Otro dato importante del sector andaluz de la remolacha es que el 100% de la misma se cultiva en producción integrada, lo que supone una dependencia de las ayudas agroambientales.

En este sentido, hay que destacar que este año ha habido cambios importantes en las ayudas a la remolacha: en primer lugar, se ha implantado una ayuda acoplada distinta a la que el sector tenía en años anteriores y también un nuevo régimen quinquenal de agroambientales al amparo del Programa de Desarrollo Rural de Andalucía 2014-2020.

En lo relativo a los pagos acoplados, el Gobierno español decidió destinar al sector un montante de 16,8 millones de euros a una superficie máxima de 40.100 hectáreas. Desde Andalucía, el sector en su conjunto propuso una prima diferencial para la siembra de remolacha otoñal que es la que se realiza en Andalucía, que tiene un menor margen que la de siembra primaveral, que es la que se hace en el norte de España. Sin embargo, el Ministerio ha apostado por la política contraria y ha asignado 2,4 millones de euros para un máximo de 7.600 hectáreas en Andalucía -aunque se siembran 8.500-  y 14,4 millones de euros para un total de 30.000 en la zona norte. Esto supone, según COAG, que "en el mejor de los casos, nuestros remolacheros percibirán un 74% de lo que cobran los de la zona norte". Por lo que respecta a las ayudas agroambientales, también hay muchas quejas en el sector, ya que, para empezar, mientras que en la zona norte de España conocen desde hace meses el importe y las condiciones de esas ayudas, en Andalucía aún no se tiene certeza de las mismas pues no se han publicado nada más que borradores de la orden. En cualquier caso, en esos borradores el importe de las ayudas es mucho menor que el que se ofrece en la zona norteña y "las condiciones son leoninas", según el presidente del Grupo Remolachero de Sevilla, José Manuel González.

En cuanto al modelo industrial, en Andalucía hay una sola fábrica de Azucarera en Jerez de la Frontera, que recibe toda la producción andaluza para su transformación en azúcar pero que también refina azúcar procedente de fuera sobre todo de Brasil. Esta fábrica no tiene actualmente capacidad para recepcionar mucha más remolacha que la que se produce actualmente, lo que quiere decir que el crecimiento del cultivo no es viable a no ser que hubiera una transformación de la industria.

Actualmente, los remolacheros cuentan con un precio negociado con la industria que les da una seguridad que tras la liberalización del mercado se puede perder.

José Manuel González, presidente del Grupo Remolachero asegura que los precios de producción en Andalucía son ya muy difíciles de rebajar por lo que en un contexto de liberalización de mercados y con la llegada de las producciones del norte que al no tener que asumir los costes del riego que aquí se producen pueden vender a mejor precio, el cultivo puede verse en el camino de la extinción. Las soluciones a corto plazo  pueden venir -según dice- o bien por un esfuerzo por parte de la industria en mantener los precios "si les interesa mantener la producción de la que se surte la planta de Jerez", o bien por una cambio de normativa que permitiera producir con transgénicos como se hace en otras partes del mundo.

En cualquier caso, el azúcar es un producto del que hay déficit mundial aunque sus precios tienen grandes oscilaciones y este año están a la baja. En concreto, este otoño pasado, la Organización Internacional del Azúcar (ISO) ya apuntaba que en la campaña 2015/16 se produciría un déficit de 2-2,5 millones de toneladas en el mercado mundial de azúcar. Dos meses después, Platts Kingsman ha duplicaba esta cifra en su estimación de déficit. Esta consultora estima que en la campaña 2015-16, la producción mundial de azúcar se podría situar unos 5,25 millones de toneladas por debajo del consumo. Esto supone una confirmación de la tendencia a la baja ya que sería la tercera campaña consecutiva con descenso de producción desde la 2012/13 donde se alcanzó el pico de 180,67 millones de toneladas. La crisis por la que atraviesan las azucareras brasileñas junto a las menores superficies cultivadas de Brasil, México y la UE son algunos de los factores de esta reducción.

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