Almadén de la Plata

Almadén pide que vuelva la Guardia Civil ante el temor al 'loco del chándal'

  • El cuartel lleva año y medio cerrado y no hay Policía Local. Manuel González, condenado a 169 años por atacar a 16 mujeres, regresará a su pueblo natal.

"Si lo veo acercarse a mi nieta, aunque sólo sea para darle un caramelo, la que termina yendo a la cárcel soy yo. Eso lo tengo claro". Lo dice Francisca, una vecina de Almadén de la Plata que asegura sentir pánico por la inminente vuelta al pueblo de Manuel González González, más conocido como el loco del chándal. González, de 49 años, fue condenado a 169 años de cárcel por atacar a 16 mujeres, una de las cuales murió y a otra violó, en Barcelona entre noviembre de 1991 y septiembre de 1993. 

 

Carnicero de profesión,  González disfrutaba clavando navajas y flechas en las nalgas de sus víctimas, algunas de ellas menores de edad, a las que abordaba principalmente en el Metro. Una de ellas murió desangrada. La anulación de la doctrina Parot permitió que saliera de la prisión de Can Brians el pasado 22 de noviembre. Desde entonces se cree que reside en Martorell y se espera que se instale en su pueblo natal, Almadén de la Plata, en los próximos días.

 

Así se lo ha confirmado su madre al alcalde de este pequeño municipio de apenas 1.600 habitantes ubicado en la Sierra Norte de Sevilla, José Luis Vidal. "Ayer mismo estuve hablando con la madre y nos ha confirmado que seguro que vivirá en Almadén. Es una señora ya muy mayor, que piensa que su hijo es inocente y que no cometió los delitos por los que fue condenado. Ya ha estado arreglando la casa para volver con su hijo aquí", apuntaba este lunes el regidor, que publicó un bando el viernes y convocó una concentración de protesta este lunes en las puertas del Ayuntamiento. 

 

El alcalde insistió en la necesidad de rehabilitar el cuartel de la Guardia Civil del municipio, que lleva un año y medio cerrado. Hasta entonces había una dotación de siete agentes en Almadén de la Plata, que ahora tienen que desplazarse desde El Ronquillo. En el pueblo tampoco hay Policía Local y sólo existen dos vigilantes del entorno, que lo único que pueden hacer ante una cuestión de seguridad ciudadana es llamar a la Guardia Civil. "He solicitado a la Junta y al Ministerio del Interior que abra los presupuestos para rehabilitar el cuartel de la Guardia Civil y para que podamos crear la Policía Local. Es una situación de emergencia, absolutamente excepcional", explicó Vidal tras la concentración de protesta que reunió a más de 200 vecinos en la puerta del Ayuntamiento.

 

De las fachadas de la Casa Consistorial colgaban este lunes por la tarde dos pancartas, escritas a mano con pintura negra sobre sábanas blancas. Una decía "Por la seguridad de nuestro pueblo necesitamos Guardia Civil que nos protega". La otra directamente se oponía al regreso de Manuel González: "Todos unidos contra el Loco del Chándal". La casa en la que está previsto que se instale González tras su salida de prisión está muy cerca del Ayuntamiento, en el número 4 de la calle Iglesias. Es la única casa de una sola planta que hay en la calle. 

 

Los vecinos dicen que la madre de González -el padre ya murió- ha estado arreglándola y limpiándola durante el verano y que hace dos semanas terminó de dejarla lista para su regreso y el de su hijo. La fachada está recién encalada y la puerta recién pintada. Incluso tiene puesta la protección para evitar que se cuele el agua en el caso de una riada. La familia tenía una cochera alquilada durante los últimos años y ya han dejado de alquilarla. Varios periodistas llamaron este lunes a la puerta, sin que nadie contestara ni abriera. Algunos vecinos de Almadén aseguran que Manuel González ya está viviendo en esta casa, si bien el alcalde lo niega. "Va a venir seguro, pero todavía no lo ha hecho", dijo Vidal. 

 

Los rumores en el pueblo se han disparado. "Dicen que lo han visto en el banco con el hermano, yo creo que está ahí ya y no sale para nada", decía Luisa Ramos, otra vecina de Almadén. Varios agentes de la Guardia Civil estuvieron en la concentración de este lunes. Muchos vecinos del pueblo creen que el despliegue de ahora no durará mucho y que un delincuente no rehabilitado como González puede volver a actuar en cualquier momento. De ahí que a la protesta acudiera también el alcalde de Santa Olalla, municipio cercano, ya en la provincia de Huelva. "Este hombre puede atacar a alguien en Almadén o en cualquier municipio cercano. Es un problema de toda esta zona, porque tenemos carreteras tercermundistas y la Guardia Civil no llegaría a tiempo".

Los habitantes de Almadén de más edad recuerdan perfectamente a Manuel González y a su familia. Sus padres eran labriegos que se marcharon en los años sesenta a Barcelona, como tantos y tantos otros vecinos de este pueblo. "Almadén tenía 5.000 habitantes entonces y ahora 1.600. Hay más gente de Almadén en Barcelona que aquí", recordó el alcalde. González nació en Almadén y, cuando emigró con sus padres y su hermano, volvía al menos una vez al año. "Claro que lo conozco, venía todos los veranos. Aquí nunca hizo nada. Todo pasó en Barcelona", explicaba Eugenio Pérez, de 71 años.

 

Ante la puerta cerrada del número 4 de la calle Iglesias, un grupo de niños insultaba a González. "¡Sal de ahí, loco del chándal!", gritaba uno. Otro pedía a los fotógrafos que lo retrataran y un tercero aseguraba ser primo del hombre cuyo regreso todos temen. Para ellos la vuelta de un asesino condenado a 169 años de cárcel era sólo un juego.

La "bomba para la sociedad" que salió a la calle el 22 de noviembre

Las víctimas de Manuel González González advirtieron cuando éste salió de prisión que saldría a la calle "una bomba para la sociedad". Las mujeres agredidas por el loco del chándal han llegado a solicitar a la Audiencia de Barcelona incluso una imagen actual para saber cómo es su rostro y poder prevenir algún posible ataque. González salió de la cárcel pese a que los informes médicos aseguran que no está rehabilitado. El loco del chándal sufre un trastorno de la inclinación sexual del tipo de la parafilia sádica, según recogió el tribunal que lo condenó, que pese a ello no reconoció la eximente de enajenación mental planteada por la defensa. González, vestido habitualmente con chándal, abordaba a sus víctimas por la espalda y las pinchaba en la zona de las nalgas con toda clase de objetos punzantes: desde navajas y cuchillos hasta flechas y punzones. Una de las agredidas, Carmen Díaz Gijón, de 31 años, perdió la vida a causa del pinchazo. Durante el juicio negó las múltiples evidencias que lo acusaban y dijo que todo era "un montaje policial". El tribunal afirmó que "su verborrea y las respuestas huidizas advertidas no son relevantes para calificar sus capacidades cognoscitivas como disminuidas, sino todo lo contrario".

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