mazagón

El Arenosillo marca la pauta mundial en la medición de la capa de ozono

  • Medio centenar de científicos participan en una campaña internacional de evaluación

  • El objetivo es homogeneizar los patrones para aplicarlos en cualquier punto del planeta

Dos científicos realizan mediciones de la capa de ozono.

Dos científicos realizan mediciones de la capa de ozono. / c. lópez

Medio centenar de científicos de 18 naciones diferentes han participado estos días en una campaña internacional desarrollada en el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) en El Arenosillo, en la que se han calibrado e intercomparado los espectrofotómetros Brewer diseminados por el planeta. Se trata de instrumentos de medición que ejercen como guardianes del ozono en el mundo, midiendo el nivel de este gas en la estratosfera y el nivel de radiación solar ultravioleta.

Una vez más las instalaciones mazagoneras han acogido este sanedrín científico impulsado por la Agencia Estatal de Meteorología, responsable del Centro Regional de Calibración de Espectrofotómetros Brewer para Europa y África de la Organización Meteorológica Mundial.

La comunidad científica detectó el problema medioambiental en 1958

El ozono es un gas tan escaso que no representa ni siquiera una parte por millón de las materias en estado gaseoso que circulan por nuestra atmósfera. En concreto, si lo pudiéramos acumular a ras del suelo en las condiciones de presión y temperaturas del planeta no ocuparía más de tres milímetros de espesor. Este dado nos da una dimensión de la necesidad de ser muy rigurosos en mediciones tan nimias.

El doctor en Ciencias y responsable de la campaña internacional, José Manuel Vilaplana, recuerda que durante la campaña los científicos de los distintos países han podido homogenizar los patrones de medida que dan valor científico a los resultados obtenidos en cualquier punto del planeta Tierra. A la par, estos datos son esenciales para la precisa medición de los satélites interestelares que "poseen algoritmos de medición mucho más pobres que los instrumentos de tierra".

Este año, con la campaña se han hecho coincidir "dos eventos asociados a las reuniones finales de dos proyectos relevantes para la comunidad científica internacional en el ámbito de la medida del contenido total de ozono en la atmósfera".

Vilaplana relata que en el European Brewer Network, un proyecto de Cooperación Europea en Ciencia y Tecnología en el que participan 22 países, se acordó crear una página web en la que los científicos de todo el mundo puedan colgar y disponer de un registro de ozono. Este Big Data está auspiciado por la Organización Meteorológica Mundial y en ella están representados los responsables de la Aemet y del INTA.

La capa de ozono ha comenzado a recuperarse paulatinamente desde que los gobiernos de los países desarrollados adoptaron el Protocolo de Montreal (1989) por el cual se comprometían a eliminar de manera gradual pero inexorable todas los cloroflurocarbonos (CFC) e hidroclorofluorocarbonos (HCFC) causantes del agujero de ozono. Las acción coordinada de los líderes mundiales no podían demorarse después de que durante la década de 1980 se liberan anualmente a la atmósfera un millón de toneladas de estos átomos de carbono, flúor y cloro. El compromiso de los gobiernos fue trascendental para revertir el mayor problema medioambiental al que se había enfrentado el mundo desarrollado.

Vilaplana explica que "el calentamiento global conlleva un beneficio para el planeta que no es otro que el incremento de la producción de ozono. El aumento de temperatura en la troposfera está comportando un enfriamiento en la estratosfera, lo que favorece el transporte de ozono en latitudes altas, donde resultaba más perentoria la recuperación de este gas". Sin embargo, mantener el equilibrio de este gas es esencial, puesto que su exceso puede conllevar que los habitantes de los países más cercanos a los polos no reciban la vitamina D tan esencial para la vida.

Por esta razón el científico indica sin medias tintas que la decisión de Donald Trump de incumplir el protocolo de Kioto y el acuerdo de París sobre la emisión de CO2, culpables del efecto invernadero, "dan miedo". El científico del INTA relata que los efectos de que un país de la dimensión y el potencial productivo de los Estados Unidos libere a la atmosfera CO2 sin ningún tipo de restricción generarían "un daño enorme", comprometiendo las condiciones del hábitat que precisa la raza humana para la vida. Por otra parte, la posterior reversión que una política de esta naturaleza tendría para el planeta "sería muy lenta". Es por ello que Vilaplana insiste en la necesidad de que los acuerdos políticos en materia medioambiental "se mantengan más allá de los cambios de líderes mundiales, puesto que este tipo de políticas no pueden estar sujetas a la coyuntura política".

El responsable de la Estación de Sondeos Atmosféricos alerta del daño irreparable que va a generar la decisión del presidente de los Estados Unidos de "dejar de financiar la vigilancia del ozono" en su país, rompiendo con ello la serie histórica que se ha venido desarrollando hasta ahora y que resulta imprescindible para comprender y analizar el comportamiento de este manto que protege a la Tierra de los efectos del Sol.

La preocupación por el ozono en el planeta Tierra nació en 1958, fecha en la que la comunidad científica internacional detectó este problema medioambiental al constatar el agujero que durante la primavera austral se observaba en la Antártida. Desde entonces, frenar el deterioro de este manto protector ha sido una prioridad para los gobernantes y, a la vez, un reto para los científicos.

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