Andalucía

Ayuda para dejar la calle

Ninguna de las mujeres reunidas en la sede de la asociación Arrabal-AID de Málaga lo han tenido fácil. Historias, algunas trágicas, otras de superación, se pusieron sobre la mesa para dejar constancia de que en la dificultad puede encontrarse la salida. Mujeres emprendedoras, como Mari Carmen Ruiz que fundó una cooperativa de ayuda a domicilio, Vicky Hernando que se estableció como autónoma después de tres años en el paro y Herminia Vegasso, que supo resurgir tras su paso por prisión, asesoran a un grupo de mujeres que ejercen la prostitución para poder hallar una salida laboral.

El encuentro se enmarcó dentro del programa Lux, realizado por las asociaciones Arrabal-AID y Mujeres Emancipadas, y financiado por el Ayuntamiento de Málaga a través de las multas impuestas a los clientes de la prostitución. "Este dinero tiene que revertir en las propias mujeres", comenta un portavoz de Arrabal. Así se trabajan temas como el idioma, la alfabetización digital, la atención al cliente y, de forma muy importante, la autoestima.

"La idea de este foro es presentarle a las mujeres que ejercen la prostitución iniciativas emprendedoras que pudieran sentir cercanas, impulsadas por mujeres con dificultades para el acceso al mercado de trabajo, bien por su edad (más de 45 años), bien por su situación de exclusión", explican desde la asociación malagueña. Beatriz Pélaez es la responsable de empleo de este colectivo y la encargada de dirigir este encuentro en el que participaron casi una veintena de mujeres. "Hay que aprender a pensar en positivo, ver qué se puede hacer para solucionar los problemas y pedir ayuda", afirmó Regina Camacho, técnica de empleo de la Delegación de Málaga de Cepes Andalucía.

Ése era el mensaje que intentan trasladar las emprendedoras, como Herminia que salió de la cárcel "sin nada". "La situación es mala, ya lo sabemos, pero si no te mueves, si no caminas, si no te arriesgas no sales a flote, no comes", consideraba Herminia. También Mari Carmen Ruiz tocó fondo antes de iniciar con otras mujeres de su barrio, Santa Rosalía, la cooperativa Buen Servicio. Contó que vivió noches sin nada que dar de comer a sus cuatro hijos y que su hermana le tenía que pagar los recibos de la luz y el agua. En 1995 crearon la cooperativa con mujeres mayores de 40 años y llegaron a formar parte de ella hasta medio centenar de trabajadoras. Ahora la crisis la ha mermado tanto que quedan 13.

Vicky también salió de una situación angustiosa gracias a sus ansias de emprender y hacer "todo lo que me sale". Hoy es responsable de www.lacocinadevicky.es, donde ofrece recetas de cocina y productos Thermomix. "El problema es el miedo, pero hay que lanzarse", aconseja Vicky Hernando.

Pero al otro lado se encuentran mujeres con grandes escollos para "resurgir". La mayoría, extranjeras que encuentran una barrera en el idioma y que llevan a sus espaldas problemas de malos tratos, deudas, pobreza y desarraigo familiar. Como Luz María, una colombiana que tiene cuatro hijos, tres al otro lado del Atlántico, y que confiesa tener "deseos de aprender, de salir de esto, pero mi ánimo está muy caído porque no tengo conmigo a mis hijos".

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