Andalucía

Cae en Almería una banda que explotaba a mendigos rumanos

  • Los extorsionadores captaban a las víctimas en su país natal con falsos contratos de trabajo

La Policía Nacional desarticuló ayer una red a la que se acusa de obligar a personas de nacionalidad rumana a ejercer la mendicidad en las calles de Almería en una actuación que se saldó con la detención de siete integrantes de la banda y la liberación de dos personas a las que habían retirado la documentación para evitar fugas.

La red captaba a sus víctimas en su país natal y las trasladaba a España mediante falsas promesas de trabajo en el sector de la agricultura. Una vez en territorio español, se les obligaba a mendigar en las puertas de los supermercados durante 12 horas seguidas y se les confiscaba el dinero obtenido.

La investigación de la operación Lazarillo comenzó a principios de octubre después de que los agentes comprobasen que las personas que mendigaban durante el día por las calles de Almería pernoctaban en una vivienda situada en la calle Doctor Carracido de la capital, hacinados en habitaciones insalubres y sin ventilación. Según la Comisaría, los integrantes de la red trasladaban a las víctimas a las 8:00 todos los días hasta las puertas de conocidos supermercados de la ciudad y los colocaban en lugares estratégicos vestidos con ropa desaliñada para inspirar "pena y conseguir mayores ingresos".

Durante la jornada laboral, eran visitados en varias ocasiones por miembros de la organización para recaudar el efectivo obtenido e intimidarles en caso de que no hubieran conseguido el dinero que consideraban suficiente. Cada mendigo obtenía unos 1.000 euros al mes. Si se negaban a entregar el dinero les propinaban palizas. Transcurridas unas 12 horas, eran nuevamente recogidos por los integrantes de la red y trasladados hasta el inmueble para pernoctar y continuar al siguiente día.

Las pesquisas culminaron con un operativo desarrollado a primera hora de la mañana de ayer en torno a dos viviendas situadas en la calle Doctor Carracido y en la Carretera de Níjar de la capital. A la cabeza de la organización se encontraba un matrimonio que se encargaba del control del grupo y de la recaudación del dinero. El resto de los detenidos se dedicaban al control y reparto de las víctimas por los diversos puntos donde ejercían la mendicidad.

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