Carmen de la Fuente, presidenta de la Sociedad Andaluza de Medicina Intensiva y Unidades Coronarias (Samiuc)

"El ser humano olvida muy pronto, pero seguimos en riesgo porque no tenemos inmunidad"

Doctora Carmen de la Fuente, presidenta de SAMIUC.

Doctora Carmen de la Fuente, presidenta de SAMIUC. / M.G.

Carmen de la Fuente (Jaén, 1964) es médico intensivista y presidenta de la Sociedad Andaluza de Medicina Intensiva y Unidades Coronarias (Samiuc) desde el 11 de marzo de 2016. Sus últimos meses los ha dedicado a la extenuante labor de luchar contra el SARS-COV-2, analizando las dificultades que planteaba y actuando para frenar la devastadora crisis sanitaria que ha vapuleado al planeta. Compartir información y beber de los testimonios de compañeros de otros puntos de España ha sido esencial para aprender a combatir este virus que llegó arrasando. Ahora hace una lectura constructiva y advierte de que aún es necesario mantener el esfuerzo para prevenir nuevos contagios porque "todavía no hemos terminado del todo". Desde Samiuc, presenta un decálogo de recomendaciones para garantizar la efectividad en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) tras la experiencia que les ha proporcionado la pandemia. 

- ¿Cómo han afrontado Samiuc la llegada del coronavirus? 

- En Andalucía la oleada ha sido más tardía, por lo que hemos tenido la suerte de poder recurrir a la experiencia de compañeros de otras partes de España más golpeadas por el virus, como Madrid, a la Sociedad Española de Medicina Intensiva y Unidades Coronarias y a diversos jefes de servicios del país para prepararnos para lo que venía. Hemos trabajado coordinados con otras regiones, provincias y unidades para tener claro los recursos que necesitábamos, intentando adaptarnos al plan de contingencia y analizando la situación con la colaboración de otros compañeros, a través de videoconferencias. Hablar semanalmente con otros grupos de infecciones nos ha permitido compartir nuestros problemas, dificultades y soluciones con los que se habían encontrado en otros hospitales.

- Enfrentarse al SARS-COV-2, un virus del que poco se sabía, debe imponer, a priori ¿cuáles fueron sus principales miedos?

- Precisamente eso, que era desconocido. Teníamos la necesidad de prepararnos, estudiar qué consecuencias podía producir la enfermedad, efectuar una auténtica puesta a punto revisando tesis, bibliografía y protocolización. Mientras, los internistas y los equipos de UCI seguían trabajando con miedo al contagio y atendiendo, además, otras patologías y casos de urgencia. No se iba a dejar de asistir ninguna urgencia no covid, por lo que se optó por protegernos y sectorizar todo correctamente para salvaguardar tanto al paciente como al personal sanitario. La Sociedad (Samiuc) realizó un trabajo incesante, reforzando plantillas sin mirar efectivos ni horas.

- Una vez imbuidos en la vorágine de la crisis sanitaria, ¿qué preocupaciones le trasladaban sus compañeros?

- El miedo al contagio ha sido uno de los principales temores. Al principio, puede que la pandemia nos pillara desprevenidos, sobre todo a sectores con un contacto más directo con pacientes de riesgo, como las urgencias. Cumplir las medidas de protección sanitaria es esencial, es fundamental garantizar los equipos. El miedo ahora se enfoca al repunte derivado del incumplimiento de las medidas. 

- ¿El coronavirus ha destapado carencias del sistema? 

- Sobre todo organizativas y de estrés. Es muy duro trabajar durante tantas horas con los EPI, por lo que establecimos sistemas de rotación del personal que permitieran no permanecer mucho tiempo en zonas de más riesgo. Preservamos a parte de los profesionales de la plantilla en reserva, por si había contagios y se aisló a los que corrían un mayor riesgo por padecer patologías previas. Además, hemos contado con un voluntariado tremendo. Personal de otras áreas o compañeros que ya no trabajaban en las UCI se prestaron a volver. Se ha realizado un esfuerzo inmenso para aglutinar plantilla especializada. La colaboración multidisciplinar con todos los equipos ha sido fundamental para la integración con los pacientes. Se ha realizado un trabajo en cadena y en colaboración con todo el hospital en cada uno de ellos para no mezclar áreas, hacer un recuento del material respiratorio y de otro tipo de trabajos importantes.

-¿Han aflorado necesidades no identificadas hasta ahora en las Unidades de Cuidados Intensivos? 

- Una de las cosas más útiles ha sido la incorporación de la tecnología para acercar a los pacientes a sus familiares, en momentos en los que eran imposibles las visitas por el riesgo de contagio. Hemos tenido que asegurarnos de que las instalaciones físicas permitían el aislamiento de casos con patologías de este tipo analizando los equipamientos y dándole una vuelta a la obsolescencia de algunos equipos, como los respiradores, complementando el material y protocolizando los circuitos, sobre todo de aislamiento en caso de infecciones. Así, hemos concluido que es necesario más personal para mantener la ratio de pacientes críticos. Éste es el momento para revisar los estándares y realizar una puesta a punto de lo que tenemos. 

-¿Qué procedimientos implantados durante estos meses han venido para quedarse? 

Decálogo de recomendaciones para las UCI de Samiuc. Decálogo de recomendaciones para las UCI de Samiuc.

Decálogo de recomendaciones para las UCI de Samiuc. / M.G.

- Con respecto a los pacientes, ha sido relevante el empuje de la tecnología para mantener la conexión con sus familias. Debemos asegurarnos de que hay wifi en todas las áreas pues la incorporación de videoconferencias nos ha ayudado mucho. Además, ahora queda un gran trabajo de análisis de datos desde el punto de vista de de la enfermedad y, por supuesto, la necesidad de tratamientos para su cura. Como sociedad, en Samiuc estamos elaborando unas recomendaciones básicas que deberíamos implantar para que todas las UCI puedan responder ante un posible rebrote tanto en lo estructural como en lo referente a la protección de los profesionales. Hemos recopilado medidas que creemos fundamentales para atender a pacientes críticos cumpliendo con estándares de calidad que respondan a las observaciones de las sociedad científica.

- Ahora que la presión asistencial se ha calmado, ¿cuál es su plan para encarar la desescalada en las UCI?

- Pretendemos analizar la experiencia y mantener listas ciertas áreas con posibilidad de aislamiento para proporcionar cuidados intensivos y poder responder con eficacia en caso de que se produzca un repunte en los contagios. Será necesario el análisis de la plantilla y mantener todos los estándares por si se sobreviene una segunda oleada de casos positivos.

- ¿Cuál es el contexto actual en las UCI andaluzas? 

- La situación es diferente en cada hospital. Muchos centros hospitalarios ya no tienen pacientes ingresados con covid-19 pero otros aún sí. Además, hay bastantes enfermos crónicos complejos, con insuficiencia cardíaca o renal, por ejemplo, que están necesitando mucha rehabilitación y mucho tiempo de ingreso. También están los pacientes que sufren secuelas en las que hay que trabajar, como el síndrome post-UCI, y otros que, tras superar el coronavirus, vuelven con complicaciones tardías que conllevan un reingreso, como fenómenos tromboembólicos. Así que todavía no hemos terminado del todo.

- Con la llegada del calor se espera un descenso de los contagios...

- No está claro que las altas temperaturas hagan descender la presencia del virus en el ambiente. Si han bajado los casos es consecuencia de haber estado confinados. Debemos seguir recomendando a la población la importancia de guardar las distancias. Las UCI aún están atendiendo casos de covid-19, preparadas, organizadas y con los planes de contingencia activos. No hay que bajar la guardia, las medidas de reserva deben continuar cumpliéndose.

- ¿Tienen un plan B por si, al contrario de lo esperado, suben los contagios este verano y encuentran a los hospitales en pleno plan estival, con menos camas y con parte del personal de vacaciones?

- En verano la actividad asistencial será menor, aunque tendremos que estar preparados por si hay un pico de contagios. Esta pandemia nos ha demostrado que, de un día para otro, te puede cambiar la vida.

- ¿Cuándo estima que podrán volver a trabajar al ritmo previo a la pandemia?

- En estas semanas hemos tenido menos casos distintos a pacientes de covid-19, pero no porque hubiéramos suspendido ese servicio, sino porque la población temía contagiarse y no se acercaba al hospital por otras patologías. El esfuerzo ha sido muy grande, con una ocupación de entre un 85-100%. Progresivamente se está recuperando la actividad programada. Hay unidades que ya no tienen pacientes de covid y se irá produciendo una adaptación a la desescalada en función de los casos que registre cada hospital. Por lo pronto, ya ha vuelto a haber patología urgente y trabajamos con el paciente grave al 100%.

- Como médico, ¿qué mensaje le transmite las caceroladas y protestas contra la gestión del Gobierno? Parte de la población se queja de que se les están negando derechos fundamentales, ¿es posible que tengan una percepción equivocada de la situación real de la crisis?

- No creo que me corresponda a mí hablar de libertades pero, más allá de las libertades personales, hay que cumplir con las recomendaciones médicas porque son para conservar nuestra salud. El ser humano olvida muy pronto y mucha gente no ha vivido de cerca el horror de la enfermedad. De esta situación debemos extraer una enseñanza: las instituciones sanitarias estamos trabajando mucho por la sociedad y si no respetan esas recomendaciones no podremos cuidarla. Cuando la situación avance y haya tratamiento, la cosa puede cambiar, pero por ahora hay que cumplir. Este virus ha puesto en jaque a toda la humanidad y estamos en riesgo porque no tenemos inmunidad. La gente tiene que estar concienciada de eso.

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