Andalucía

Declaran culpable de homicidio a un indigente de Albuñol

  • El hombre apuñaló mortalmente a otro sin techo en la localidad granadina

El jurado declaró ayer culpable de homicidio al indigente de nacionalidad lituana acusado de apuñalar mortalmente a otro en las inmediaciones del campo de fútbol de Albuñol (Granada), donde ambos habían estado bebiendo previamente grandes cantidades de alcohol. El tribunal popular ha considerado como elementos de prueba el testimonio de un testigo que vio cómo el acusado "perseguía" a su víctima hasta "emparedarla" en un muro, en el que le asestó varias puñaladas, y su "falta de auxilio", teniendo en cuenta que el agredido no murió instantáneamente.

La Fiscalía mantuvo su petición de 12 años de cárcel, mientras que la defensa, que había alegado desde un principio que el inculpado no tuvo intención de matar, pidió una pena más reducida. Ahora será la Sección Primera la que deberá determinar la pena, ya que el juicio quedó visto para sentencia.

Los hechos se remontan al pasado 29 de mayo de 2009, cuando ambos iniciaron una discusión, tras la que el procesado, H. K., de 38 años, propinó varias cuchilladas a A. J., de 52, que ocasionaron su muerte poco después, cuando era trasladado en ambulancia al hospital de Adra (Almería).

El inculpado aseguró durante la vista que no creyó "tan grave" la agresión, que cometió además "en defensa propia", tras una discusión. Asimismo, se encontraba entonces bajo los efectos del alcohol, puesto que habían ingerido unos diez litros de vino junto al que era su amigo desde primera hora de la mañana.

H. K. explicó ante el tribunal que el día de los hechos ambos se encontraban en una especie de cobertizo junto al campo de fútbol compartiendo una naranja que su amigo comenzó a pelar con la navaja que él llevaba ese día atada al cuello. En un momento dado empezaron a discutir, lo que derivó en que el fallecido le cortara en una mano al inculpado, dando lugar a una riña.

Fue entonces cuando H. K. le propinó una puñalada en el costado a A. J., no recuerda exactamente dónde, sin conocer el alcance de las heridas. De hecho, según relató, su amigo, que previamente le había pegado varias veces, se quedó sentado en un bordillo tras el apuñalamiento. Después, el agresor se marchó a pedir ayuda para que una ambulancia lo trasladara a un centro sanitario. Así, se dirigió a un hombre y una mujer que estaban por el lugar y les dijo las pocas palabras que podía decir en español y que su estado etílico le permitía: "Sangre, médico, cuchillo".

Después se lavó las manos en una fuente cercana y se fue, deshaciéndose de la navaja.

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