Juan Lanzas pasó ayer el trámite de su comparecencia ante la comisión de investigación parlamentaria de los ERE sin aportar ni un solo dato y manteniendo un silencio risueño, desafiante y provocador, ante los diputados que le interrogaban y a los que no quiso responder a las preguntas orales. Lanzas está considerado como el principal negociador de los ERE y se le acusa de haber recibido numerosas prebendas por ello. "Yo no soy el perejil de todas las salsas", le espetó a los parlamentarios.

Pero, tras quitarse las gafas negras (fotofobia, quizá), se negó a contestar a las preguntas de los diputados, como los otros nueve imputados por la juez Alaya que antes pasaron por la comisión, y a leer con dificultades un texto exculpatorio al final de la comparecencia. Sólo perdió la sonrisa al principio, cuando trató de marcar la raya de que consentiría preguntas, pero no acusaciones. "Está dejando una tenue niebla de culpabilidad. Yo quizá era el tonto del pueblo que pasó por aquí, pero he seguido para adelante y ya está", le reprochó a la diputada de IU Alba Doblas, que le bautizó como "crack", porque "sin ser usted abogado, economista o graduado social, ha estado años haciendo asesoramiento legal. Eso no cuela".

Lanzas perteneció a UGT de 1979 a 2002, "cuando me fui, no me echaron", y se dedicó desde entonces a asesorar por su cuenta en conflictos laborales, cobrando alguna vez pólizas de Vitalia. En su alegato final, negó que cobrara de empresa pública alguna, recibiera encargos o conociera algo y se presentó como una víctima por el retrato que de él se se ofrece y un ignorante de los procedimientos. El conseguidor Lanzas interpretó que su protagonismo se debe a la política del ventilador. "Si ha habido irregularidades administrativas, yo no lo sé, no es mi campo", apostilló. El intermediario afirmó que conoció o trató alguna vez en sus tareas tanto con Gaspar Zarrías o Antonio Fernández, ex consejeros socialistas, y con el ex director de Trabajo Francisco Javier Guerrero -"pero no hemos dormido juntos", dijo-, y a esas declaraciones se remitieron PSOE y PP para achacarse responsabilidades, mientras Lanzas salía de la comisión dejando la impresión de que quizá no sea tonto.