Andalucía

Juanma Moreno se hace el traje de raya diplomática

  • Si los discursos oliesen, el del presidente tendría el aroma de Heno de Pravia: diálogo, moderación y unidad

Juanma Moreno se ha mandado a cortar el traje de presidente de la Junta, y ha escogido el que mejor se le ajusta: de raya diplomática. Diálogo, unidad y moderación: ésos son los grandes mensajes de su discurso en el debate del estado de la comunidad. Lo importante ha sido el tono, y la moderación es un mensaje rompedor en estos momentos de alta crispación en España. Frente a Vox, frente a un PP de Pablo Casado que aún no sabe que hacer con Vox, frente a la desconcertante Isabel Díaz Ayuso y frente a los excesos de Unidas Podemos y sus ministros activistas, Juanma Moreno trae tranquilidad. Si su discurso, excesivo sólo en el tiempo, hubiese olido, tendría el aroma de Heno de Pravia. "No van a tener problemas para aprobar nuestras cuentas", le insistió Juanma Moreno a la oposición para que le den su apoyo a los Presupuestos andaluces de 2021.

A favor del temple de Moreno cuenta que el PP, a esas mismas horas, votaba en el Congreso a favor de eliminar la sentencia de condena a muerte a Blas Infante. Sólo Vox se opuso.  

La situación sanitaria en Andalucía, como en el resto del país, es mala. Hay 1.506 pacientes ingresados en los hospitales; 193 en las UCI, y en las últimas 24 horas han muerto 42 personas por coronavirus. El descontento con la Atención Primaria, sobre la que se ha hecho cargar la primera línea de lucha contra la pandemia, es alta, en especial en algunas grandes ciudades. Juanma Moreno no tenía nada fácil este debate del estado de la comunidad, podía perder mucho más que ganar, pero el presidente y sus asesores han ejecutado un discurso con un buen relato, coherente y creíble en el tono, porque el líder de la Junta siempre ha estado entre los templados.

Por si eso no hubiese bastado, Moreno se ha sacado de la manga una petición de apoyo al Parlamento que no le hace falta ni tampoco significa nada. El presidente sostiene que Andalucía debe recibir 22.000 millones de euros de los 72.000 millones que España recibirá del fondo de reconstrucción europea. Y ha solicitado al PSOE y a Adelante Andalucía que aprueben por unanimidad una resolución para que el presidente lo defienda el próximo lunes en la conferencia de Pedro Sánchez con los otros líderes autonómicos, a la que asistirá, por videoconferencia, la presidenta de la comisión Europea, Ursula Van der Leyen. No será así, y no por la oposición de las izquierdas a respaldar tal petición, es que los fondos NextGeneration UE son estructurales, los reciben los Estados para financiar inversiones: no son fondos de financiación de las administraciones regionales ni estatales, por lo tanto no cabe reparto entre instituciones.

Juanma Moreno debe saber esto, pero la estrategia es rentable, aprieta al PSOE con la bandera blanca y verde, quiere para Andalucía lo que España ha pedido para sí en la Unión Europea, pero no lo que está solicitando es que el melón dividido entre 17 comensales de 10 naranjas, de las que la comunidad se llevaría tres. Sería interesante ver el gesto del gallego Núñez Feijóo, de Díaz Ayuso o de la propia Von der Layen cuando Andalucía, con una población que roza el 20% de la española, pide el 32% de unos fondos que son indivisibles. 

Susana Díaz intentó desmontar la equivocación del presidente, pero es lo mismo porque suena tan bien que la contraargumentación no ensombrece un ápice el relato. La intervención de la ex presidenta sacó a Moreno de esa zona de confort, hasta el punto de que admitió que, en lo sanitario, "estamos sobrepasados".

Del balance que Juanma Moreno realizó de Andalucía, cabe destacar lo anunciado sobre el Presupuesto andaluz de 2021. Será el mayor de la historia de la Junta, con algo más de 40.000 millones de euros de gasto, lo que supondrá un 3% de incremento. Esa subida se la llevarán la sanidad, la educación y los servicios sociales, con lo que el presidente tiene gran parte de razón cuando apela al PSOE y a Adelante Andalucía: tendrán pocas razones para oponerse. Y es cierto, aunque Moreno ha adelantado que en 2021 y 2022 seguirán los descensos en la cuota autonómica del IRPF.

Hay gobiernos de izquierdas, como el portugués, que también van a bajar impuestos en plena recesión, pero es que el Estado vecino partía de una carga fiscal muy alta, consecuencia de su intervención durante la Gran Recesión. Lo de Moreno es cumplir con sus votantes, aunque sus argumentos carecen de peso: sostiene que bajará los impuestos porque, así, aumenta la recaudación. Eso sólo ocurre a veces, y nunca en el período valle de la curva económica.

Juanma Moreno puso un ejemplo: en 2019 eliminó el Impuesto de Sucesiones y ha recaudado 650 millones más, pero no son la causa y el efecto, sino el resultado de que la economía andaluza estuviera creciendo al 2,3%. Andalucía iba bien, aseguró el presidente, antes de que se produjese el cataclismo del Covid, y no le falta razón. Andalucía crecía, exportada y su administración terminó el año con un pequeño superávit, pero ahora estamos inmersos en una segunda ola del coronavirus.

¿Qué hará la Junta frente a esto? Moreno subrayó el aumento de las inversiones en la sanidad pública, la baja incidencia del Covid frente a otras comunidades, pero fue tan complaciente que hasta su breve autocrítica a la Atención Primaria se hizo diminuta. Hemos sabido que las ciudades de Sevilla, Granada y Jaén están en alto riesgo, pero no ha adelantado qué hará su Gobierno en el caso de que el contagio comunitario se descontrole.

La respuesta es que es el Gobierno central el que debe liderar con pautas comunes los siguientes pasos. Es, quizás, la única crítica vertida contra el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Como el Heno de Pravia, y no es baladí, en tiempos de crispación insoportable, los moderados brillan.   

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