Andalucía

Razones para un 'no'

  • Díaz se ha debatido estas semanas entre la ambición y la responsabilidad A San Telmo han llegado cartas de ciudadanos para que se quedara

Entre la ambición y la responsabilidad del cargo, ha optado por esto último. Entre Andalucía y Ferraz, Andalucía. La presidenta de la Junta, Susana Díaz, ha tomado una de las grandes decisiones de su vida política: renunciar a luchar por la Secretaría General del PSOE. Era un tren que pasaba frente a esta política cercana y ambiciosa, y ha decidido no subirse a sus vagones. Los trenes, en contra de lo que se opina, pasan muchas veces en la vida. Pero entre el patriotismo de partido y su responsabilidad con Andalucía, ha optado por la coherencia: hace sólo nueves meses fue nombrada presidenta por el Parlamento, aseguró que defendía un nuevo tiempo y otro proyecto. De haberse ido, habría incumplido su palabra con los andaluces. Susana Díaz optó por no presentarse el viernes por la noche; el sábado lo tuvo claro.

Éstas son las razones básicas de su desestimiento:

1. Hace sólo nueve meses, Susana Díaz se convirtió en presidenta de la Junta por la voluntad del Parlamento como consecuencia de la repentina dimisión de Griñán que, a su vez, fue presidente por otra decisión de la Cámara, ya que su partido, el PSOE, no ganó las elecciones andaluzas de marzo de 2012. El PSOE, pues, gobierna gracias a una coalición con IU, e IU ha prestado en dos ocasiones en esta legislatura su apoyo a un presidente que no es mayoritario: primero, Griñán; después, Díaz. La salida de Susana Díaz de la Junta de Andalucía era harto complicada. La secretaría general del PSOE y la presidencia de la Junta podían ser compatibles en lo legal, pero no en el día a día. Ello hubiese llevado o a unas elecciones anticipadas o a la proclamación de otro presidente sin pasar por las urnas con escasa legitimidad.

2. Susana Díaz piensa que el PSOE andaluz es el aque aporta estabilidad al partido en España. Un debilitamiento en Andalucía, o la vuelta a la senda de las pérdidas electorales, hubiese supuesto un rejón muy grave para su formación a nivel nacional. Si Díaz tenía al partido unido en Andalucía, ahora lo ha solidificado. Son sus dirigentes provinciales y militantes quienes más celebran la decisión tomada por la sevillana. Sin ella, el PP podría haber comenzado a ganar otra vez muchas posiciones.

3. Si bien es cierto que Díaz tenía presiones de los notables del PSOE para presentarse, durante estos días las ha tenido de militantes y personas anónimas para hacer lo contrario. Al Palacio de San Telmo han llegado cartas y este fin de semana en la romería del Rocío, muchos ciudadanos le pidieron que se quedase.

4. La elección del secretario general del PSOE no iba a ser un camino fácil una vez que Eduardo Madina no fue convencido por los notables para dejar el camino expedito a Díaz. Aunque la presidenta tenía muchas opciones de ganar, la elección le habría obligado a salir durante semanas fuera de Andalucía a hacer campaña entre sus militantes, dejando un hueco magnífico para el PP de Juan Manuel Moreno Bonilla. Ningún barón socialista controla al partido en su baronía. Era un salto de gran riesgo.

5. Su decisión la fortalece en dos sentidos. La primera, en Andalucía. Sale ganando electoralmente por este ejercicio de coherencia. No es ningún secreto que muchos de sus colaboradores le piden que adelante las elecciones a otoño, ya que el PSOE puede obtener la victoria, y así legitimarse, e incluso la mayoría absoluta. La segunda, Susana Díaz gana aún más fuerza en el PSOE federal. Si antes tenía el poder (el Gobierno y el PSOE andaluz), ahora tiene la autoridad moral. Si al PSOE le van muy mal las elecciones a nivel nacional y ella consigue su victoria en la comunidad, dará el salto a Madrid, pero irá legitimada.

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