OBITUARIO a paco vargas viñolo

Recuerdos de un luchador

  • El autor destaca su defensa de los intereses agrarios

Querido Paco: te has ido un poco en contra de tus principios, callada y discretamente. Tú, siempre en modo activo, crítico desde la mesura y la razón, aquellas razones que te han identificado como una de esas personas honestas que se encuentra en la vida. Dedicarse a la representación agraria, a la defensa de los intereses de agricultores, empresarios y, por tanto, también a los trabajadores agrícolas, es una clara tarjeta de visita de persona de bien, sobre todo cuando se hace desde la más absoluta asepsia ideológica, solo buscando y guiándote la mejora de la vida de los demás, en todos los sentidos. Como bien decías, no te importaba granjearte enemigos, hasta les dabas la bienvenida si se producían por defender a los agricultores. Esto te identificaba claramente.

Se nos ha ido un amigo, un defensor irreductible, un hombre con una sonrisa que iluminaba. "Cuando un amigo se va, queda un terreno baldío, que el tiempo quiere llenar con las piedras del hastío".

Así le canta el gran Alberto Cortez a la pérdida de sus amigos. Tus amigos, tus numerosos amigos de Asaja -que es mejor que no te cantemos (me anticipo a tu seguro comentario)- te tendremos permanentemente en nuestra memoria, como así decías tú mismo del añorado Javier Ciézar, o de nuestro queridísimo Carlos Blázquez. Cuántas risas pendientes teníamos, cuántas charlas, cuánto todavía por hacer. Cuánto hecho.

Te has dedicado a cambiar el hastío por ilusión, a provocar fertilidad y prosperidad donde destacaba lo estéril y la desesperanza, contando para ello con una familia que siempre te apoyó hasta tus últimas fuerzas, nada que no te merecieras, ni nada que no surgiera de forma espontánea en los tuyos, tu calidad humana la contagiabas.

Amigo Paco, quedarán sumidas en la tristeza muchas personas, a tu pasión, tu hijo y a Dori en especial, los tenemos muy presente en estos momentos tan dolorosos, tan difíciles de asimilar y asumir, tan duros. Sabemos que nadie llegará que pueda llenar tu sitio, ocupará otro, porque tu sitio se guarda en ese lugar tan especial que se reserva para aquellos que tanto te enseñan cuando llegan y tanta mella hacen cuando se van.

Querido Paco, Almería y la agricultura de Andalucía tienen motivos sobrados para estar muy orgullosos de haberte tenido. Nosotros honrados por tu compañía e impronta. Allá donde vas te encontrarás con otros "grandes" como tú. No dejéis de iluminarnos con vuestra memoria. Que Dios te acoja en su Gloria y que sigas dando fuerzas a los tuyos, entre los que estamos tu familia de Asaja.

Siempre entre nosotros querido Paco.

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