El resto del tintero

Rivera vende "un cambio sin miedo"

  • Con alusiones constantes a Adolfo Suárez, el líder de Ciudadanos se sitúa en el centro, "entre rojos y azules", con una propuesta de reforma integral de las instituciones españolas

CIUDADANOS es un partido sin complejos, condena el franquismo -Albert Rivera lo hizo ayer en Cádiz-, sus seguidores vitorean "yo soy español, español", define la Guerra Civil como un enfrentamiento fraticida "entre rojos y azules", propone cerrar el Senado y suprimir las disposiciones de la Constitución que sacraliza el concierto foral y la posibilidad de unión entre el País Vasco y Navarra. Y el Consejo General del Poder Judicial. Y los aforamientos de todos los diputados. Y los indultos a los corruptos. Y la gente aplaude y aplaude, y vaya que si aplaude, aunque si se tuviera que medir la popularidad de sus reformas por el volumen de las palmas, la ganadora sería la supresión de los diputaciones. El Palacio de Congresos de Cádiz se caía, y no es trola, que hasta el propio Albert Rivera se asombró del furor abolicionista del aforo. El líder de Ciudadanos ha acuñado esto como "el cambio sin miedo; con ganas, pero sin miedo", y es que en 45 minutos desgranó su reforma institucional de España con una tranquila indignación. "Suárez decía que había que hacer normal lo que en la calle ya era normal, pues ahora hay que hacer normal el cambio que la gente anhela", dijo Rivera en un discurso con constantes alusiones al centro.

Ciudadanos, como Podemos, es un partido de la indignación, aunque a diferencia de los de Pablo Iglesias se ha situado en la deseada centralidad, y ahí se encuentra recibiendo votos de los partidos dinásticos, del PP y del PSOE, "de rojos y azules", según Rivera, "y también morados". Por eso, el centro que vende Rivera no es un centro tranquilo, apacible y estático, sino reformista, y lo que propuso en Cádiz es un cambio integral de las instituciones españolas porque va a la médula del sistema, que no es otra cosa que el amplio poder que los partidos políticos han copado desde la Transición. Es casi como Podemos, pero bien explicado y sin el romanticismo anticapitalista, sin asaltar los cielos donde ya está Hugo Chávez y su pajarito. Sin corbata pero con chaqueta, camisa blanca y aseaditos.

Con el objetivo de hacer fuertes a los partidos frente a un pasado de partido único, la Constitución le otorgó un poder mayor que el de los ciudadanos, y ponen y quitan jueces, y se indultan, y se aforan y sólo responden a sus votantes cada cuatro años. ¿Conoce usted a los diputados de su provincia? Venga, es fácil, al menos no es tan complicado como el de los senadores. Por eso, la principal reforma de Ciudadanos es la del sistema electoral, 175 diputados del Congreso se elegirían en 175 distritos, de tal modo que cada uno de ellos fuese conocido por sus votantes y se exponga personalmente al parecer general, y los otros 175 serían elegidos en una circunscripción nacional única, con lo que compensaría la desproporcionalidad de la primera mitad. Se trata de un sistema mayoritario, pero corregido, como el alemán. El Senado no existiría, y sería sustituido por la Conferencia de Presidentes, donde cada uno de ellos tendría el voto ponderado en función de la población de su autonomía. Hasta ahora, ningún partido se había atrevido a tanto. La pirámide institucional se aclararía con el final de las diputaciones y la fusión de los ayuntamientos en unas pocas unidades de gasto.

A Rivera le bastaron 45 minutos para explicar su reforma, que también incluye la supresión del Consejo General del Poder Judicial y la elección del fiscal general del Estado mediante una presentación libre, donde cada profesional se presentaría ante el Congreso para que fuese elegida una terna, de la que el Gobierno sacaría el cargo. "Esto no se aprende en una tarde, pero en 45 minutos se puede explicar", dijo Rivera en alusión a aquella frase que Jordi Sevilla le espetó al oído de José Luis Rodríguez Zapatero cuando éste se lió con lo ascendente y lo descendente: "No te preocupes, esto te lo explico en una tarde". La propuesta del partido ha sido elaborada por un conjunto de catedráticos dirigidos por el economista Luis Garicano. Entre éstos están Paco Sosa Wagner, que procede de UPyD, y Francesç de Carrera.

Antes de que Rivera hablase, Ciudadanos puso un vídeo que transitó desde la celebración de las Cortes de 1812 hasta un presente naranja, y el público asistió con respeto, sin rechistar, a la llegada de "la tiranía" de Fernando VII, a la "guerra fratricida", "a la supresión de las libertades" de Franco y a Suárez. Bueno, con Suárez se deshicieron en aplausos, pero asistieron con respeto al tramo en que la voz en off elogiaba la apertura hacia el exterior que consiguió Felipe González y la modernidad de Aznar. Ni un silbido. Los pitos comenzaron cuando apareció Zapatero y cuando a éste le siguió Rajoy, que terminó su intervención con esa estúpida pregunta: "¿Y la europea?". Los austrias menores no gustan al público de Ciudadanos, Rivera ya dijo en una entrevista en este mismo periódico que los presidentes que él prefería eran Suárez y González, los que ganaron las elecciones por la centralidad.

Ciudadanos es un partido nacional, sin complejos -ya se ha dicho-, pero cuya propuesta de financiación autonómica sigue resbalando hacia la desigualdad, aunque ésta es la que pretenden eliminar. "Los derechos son de los ciudadanos, no de los territorios", repitió en varias ocasiones Rivera. La propuesta de financiación es que todos los españoles tengan garantizada la misma cartera de servicios sanitarios, sociales y educativos, asegurada por un único fondo estatal. A partir de ahí, si cada comunidad quiere ampliarla, tendría que correr con sus propios gastos, lo que supondría aumentar los impuestos autonómicos o los cedidos. Sin embargo, esto llevaría a que las comunidades ricas podrían ampliar su cartera de servicios, ya que siempre tendría mayor capacidad de recaudación que las pobres. O introducir el copago. ¿Qué es una cartera de servicios sanitarios básicos más allá de una convención? ¿Lo es la asistencia bucodental, que no se cubre en algunos lugares? Y el cribado de colon, ¿dónde lo colocamos? ¿En lo básico o en lo accesorio?

Rivera cree que la historia que arrancó en España en 1812 aún no se ha cerrado. La Transición sí solucionó la dinámica fraticida, pero los indignados quieren un ajuste. Y Ciudadanos lo es.

Albert Rivera, ayer en Cádiz en el monumento a las Cortes de 1812.

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