la presidenta reúne a su ejecutiva y a los consejeros socialistas el futuro en juego

Susana Díaz les pone la tarea de 2014

  • El PSOE andaluz trabaja para que las elecciones europeas de mayo rompan la tendencia de las tres victorias seguidas del PP El Gobierno quiere dar un giro a las restricciones de la minería y la construcción

EL pasado día 8, miércoles, fue uno de esos días de ritmo estajanovista de la presidenta de la Junta, Susana Díaz. Antes de las 9 de la mañana llegaba a la plaza de San Francisco, de Sevilla, para hablar en un desayuno informativo y a las 11 de la noche, después de una tarde maratoniana en la que reunió a la dirección de su partido y a los consejeros socialistas de su Gobierno, cenaba de tapas en la plaza de la Gavidia. Había citado a sus colaboradores en la sede de la calle San Vicente, y la jornada finalizó entrada la noche. A la Ejecutiva de su partido le pidió que mantuviese la "tensión" durante este año electoral y que formulase la estrategia de las municipales, y a sus consejeros, a su Gobierno, les conminó a "hacer política", según uno de los asistentes. "Comienza el año, y 2014 va a ser muy duro, así que se habló mucho de estrategias, de las de partido y de las de Gobierno", explicó otro de los consejero. Ese mismo miércoles, el secretario de Organización del PSOE, Juan Cornejo, se había reunido por la mañana con responsables provinciales de su partido. La orden de su líder es clara: la maquinaria no sólo debe estar engrasada, sino debe contar con objetivos y estrategias.

Por lo que se refiere a su partido, Susana Díaz se ha marcado un reto y quiere conjurar una distorsión. El reto es ganar las elecciones europeas del 25 de mayo en Andalucía. Esto supondría romper la tendencia de victorias consecutivas del PP en la comunidad, donde el partido de Arenas ganó tres comicios en los últimos años: las municipales, las generales y las autonómicas, aunque éstas, de modo insuficiente. Si se considera que Susana Díaz accedió a la Presidencia mediante una decisión de su partido; sin concurrir a unas elecciones, por tanto, sino mediante una votación en el Parlamento después de la dimisión de Griñán, una victoria en las europeas le añadiría mayor legitimidad a su cargo y un fortalecimiento como secretaria general.

Las últimas elecciones que le salieron bien al PSOE fueron las europeas de 2009, cuando los socialistas obtuvieron un 47,92% de los votos, casi 10 puntos más que el PP. Después, se invertiría la diferencia hasta dejar al PSOE fuera de las capitales y de las grandes ciudades andaluzas. Los sondeos que se manejan en la sede socialista de Ferraz apuntan a que Susana Díaz tiene una buena valoración, incluso en unos tiempos de descrédito político, y su partido se sitúa en intención de voto por encima del PP. Según fuentes socialistas, estos datos, al menos en sus rasgos generales, coinciden con los que tiene la propia Susana Díaz, muy aplicada -estajanovista también- en esto de los sondeos permanentes. Andalucía volvería a ser la única comunidad donde el PSOE ganaría con claridad, ya que en Madrid no aprovecha el desgaste del PP y en Valencia sí estaría en condiciones de dar un salto de poder si logra formar una gran coalición de izquierdas.

Ése es el reto de Díaz, el de las europeas, y la distorsión no es otra que el ruido que pudiera provocar en Andalucía, y en todo el país, la convocatoria de elecciones primarias para elegir el candidato a la Moncloa. Según fuentes cercanas a la presidenta, ésta no desea que su organización comience a perder tiempo con las campañas soterradas de los distintos rivales hasta que pasen las europeas y se elijan los candidatos de las municipales.

El PSOE andaluz, según esta tesis, sería partidario de celebrar primero las elecciones primarias para elegir a sus candidatos en las municipales de 2015, y después, ya pasaría a las del presidenciable. En este sentido, su posición coincidiría con la de Ferraz y la de su secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba. No obstante, los secretarios provinciales andaluces ya han comenzado a sondear a posibles candidatos en sus zonas. Elección tras elección, los socialistas han cambiado, sin éxito, a sus candidatos en las grandes ciudades. "¿Tú crees, por ejemplo, que en Cádiz hemos tenido alguna estrategia?", se preguntó un miembro de la dirección del PSOE andaluz ante este periódico.

Díaz quiere una estrategia para comenzar a recuperar las grandes ciudades y las poblaciones del litoral andaluz, un terreno popular desde hace muchos años, donde los alcaldes del PP se suceden unos a otros sin perder en las urnas. No obstante, el escenario puede cambiar en 2015: los socialistas consideran que pueden gobernar en Huelva y, quizás, en Sevilla y Córdoba si pactan con Izquierda Unida y si sus respectivos alcaldes, Juan Ignacio Zoido y José Antonio Nieto, sufriesen por el embate de un mandato marcado por la falta de inversiones y de proyectos. Diputaciones como las de Granada o Córdoba también pueden retornar al PSOE.

Pero el trabajo más complicado de Susana Díaz no está en su partido, por muy mal que se haya situado tras las últimas elecciones, sino en la acción de Gobierno. A ello dedicó buena parte de la tarde del miércoles.

La presidenta contempla, como el PP, la opción de que 2014 traiga una mínima recuperación económica y que, en función de su intensidad, ésta se traducirá en el empleo. Aun así, comunicó a sus consejeros que no planifiquen el año con esta única opción, puesto que los primeros síntomas podrían conducir a un empeoramiento o a un estancamiento. Susana Díaz ya ha anunciado a sus consejeros que dos de los sectores económicos sobre los que quiere centrarse son los de la construcción y el de la minería. Siempre ha hablado del turismo, de la agroindustria o de la aeronáutica como sectores de arrastre, pero ahora trataría de recuperar dos actividades que considera "olvidada", la de la minería, y "demonizada", la de la construcción. "Andalucía no va a renunciar a estos beneficios", mantuvo la presidenta en el desayuno informativo del miércoles en referencia a la minería. Más significativo es el renovado apoyo al sector del ladrillo. "No a la especulación, pero sí a la construcción", explicó un miembro del Gobierno, que admitió que las últimas leyes urbanísticas de los mandatos de Manuel Chaves fueron "restrictivas". Tanto la Ley del Suelo como el Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía (POTA) limitaba los crecimientos de las ciudades con unas tasas fijas e, incluso, con la prohibición de construir nuevos núcleos alejados de los casos. Bien es cierto que se aprobó cuando la burbuja ya había estallado. "Este sector tuvo el problema de estar ligado a los casos de corrupción, pero creo que nos pasamos de rosca", explicó un miembro del Gobierno.

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