Día de Andalucía

Susana Díaz urge a que la recuperación económica llegue antes a las familias

  • La presidenta de la Junta prioriza la lucha contra el desempleo y alienta a la clase política a mostrar voluntad de cambio y regeneración tras unos casos de corrupción "que nos abochornan"

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, puso ayer en el centro de su primer discurso institucional con motivo de la celebración del 28 de febrero a las víctimas de la situación económica. Tras unas primeras palabras dedicadas a Paco de Lucía, Susana Díaz se dirigió a "aquellos que no tienen hoy muchos motivos para estar alegres" tras seis años de crisis económica y sus efectos, especialmente "unas cifras inasumibles de desempleo" que alcanzan al 36% de los habitantes de la comunidad autónoma.

Díaz dijo tener presentes a estas personas y reconoció a los jóvenes y mayores de 50 años que buscan trabajo, a los trabajadores que han visto mermadas sus condiciones, a pensionistas, hipotecados, emprendedores con problemas y trabajadores públicos con sueldos recortados como "rostro de una situación bien difícil" y deseó a continuación que "ojalá la recuperación económica de la que se habla sea cierta y duradera". "Pero nuestro objetivo no es tanto que llegue la recuperación como que les llegue a ellos, a sus vidas y sus familias y que lo haga cuanto antes", completó.

El acto institucional del 28-F, en el que la Junta distingue al hijo predilecto y condecora a andaluces ilustres, careció este año del boato de anteriores ediciones. Sin menciones a la festividad o a la alegría de esta conmemoración que enfatizaron sus antecesores en el cargo (Manuel Chaves y José Antonio Griñán), Díaz prefirió la sobriedad y en todo momento regresó en su discurso a los andaluces que sufren la crisis económica.

Nunca un presidente de la Junta ha nombrado la palabra paro en los discursos del 28-F a pesar de ser el problema endémico de la región y, aunque ayer Susana Díaz prolongó el tabú, sí que en un par de ocasiones mencionó al menos el desempleo, un problema ante el que "es imposible cerrar los ojos".

Ese atisbo de autocrítica llevó a la presidenta de la Junta a resaltar que "nuestra primera prioridad es, debe ser y será crear empleo". Un objetivo que no estará condicionado "por criterios ni instrumentos del pasado (¿acuerdos de concertación con patronal y sindicatos?) que hoy, en este nuevo tiempo que vive Andalucía, es necesario revisar".

Díaz es consciente del deterioro en la imagen de los políticos y por ello, además de una sensación de que están distanciados de los problemas reales a los que contribuye el propio lenguaje político, sumó "los casos de corrupción que nos abochornan a todos". Por ello reclamó a los dirigentes públicos "demostrar esa voluntad de cambio y de regeneración que nos piden los ciudadanos".

Susana Díaz, que tenía cinco años el 28 de febrero de 1980, pasó muy por encima sobre el origen de la efeméride y olvidó a dos de los iconos de la fecha autonomista: Blas Infante, el padre de la patria andaluza, y el Estatuto de Andalucía. Sí que elogió el papel de Andalucía, entonces y ahora, como garante de la igualdad y, sobre el debate territorial del que gusta, insistió en que, ante en un modelo "inestable, con grietas que lo amenazan seriamente", las soluciones no serán "ni los saltos al vacío que algunos plantean de forma irresponsable (en referencia a Cataluña), ni intentar dejar las cosas como están", ni la recentralización.

Díaz tuvo palabras para el fenómeno migratorio tras los asaltos a la valla de Melilla y las muertes en Ceuta y eligió idénticas palabras a las pronunciadas por Manuel Chaves en este mismo discurso de 2008, cuando dijo que "la suerte de estas personas es también nuestra suerte" y advirtió que la "perpetuación de esas desigualdades" se puede convertir en fuente de conflicto. Díaz no añadió a continuación la apuesta por reforzar la cooperación al desarrollo como entonces hiciera Chaves.

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