Andalucía

La agresión en el primer te quiero

  • El 30% de los jóvenes andaluces toleran la violencia en sus relaciones de pareja, donde chicos y chicas simultanean los roles de agresor y víctima.

La niña de los ojos de papá, la estudiante modelo que colma de satisfacciones a los suyos con notazas se ha hecho mayor y a sus 16 años trae a casa un novio. No es su primer novio, novio, pero eso no lo sabe su familia. Desde los 13, cuando su madre todavía se empeñaba en comprarle ropa rosa, ya presumía con las amigas de robarse besos por las esquinas con algunos chicos del instituto. Pero también les cuenta a sus confidentes que su chico -ése que le tiene hasta las tantas mandándole whatsapp para preguntarle qué ha hecho, qué ha cenado y si le quiere tanto como ayer- le insultó y le pegó un empujón cuando le pidió más tiempo para estar con sus amigas y salir los fines de semana en botellones diferentes. Ella, que ha escuchado ya mucho sobre violencia de género y está al día de todo lo que sale por la tele, le pegó una patada y le gritó hasta que la garganta no pudo más.

La historia anterior es ficción, claro, pero no una irrealidad. Los jóvenes andaluces consienten la violencia en sus relaciones de pareja en un porcentaje que, aunque similar al de otras regiones y países -en España, hay estudios que cifran las agresiones de todo tipo en parejas jóvenes en un 40%- es lo suficientemente importante para que padres, docentes e investigadores tomen conciencia de la importancia de una enseñanza comprometida y continuada "para construir relaciones de calidad, para aprender a negociar, a resolver conflictos, a dialogar y para saber cuando ceder".

La reflexión es de la psicopedagoga Carmen María Viejo Almanzor (Sevilla, 1983), autora de Dating violence y cortejo adolescente: un estudio sobre la violencia en las parejas sentimentales de los jóvenes andaluces, un informe pionero en nuestra comunidad que le ha valido el premio a la mejor tesis doctoral en 2012 por parte de la Fundación Centro de Estudios Andaluces. Bajo el magisterio de la catedrática de Psicología de la Universidad de Córdoba Rosario Ortega y como parte de la investigación nacional del Laboratorio de Estudios Sobre Convivencia y Prevención de la Violencia (Laecovi), la sevillana ha desarrollado un trabajo de campo centrado en la violencia física sobre un universo de más de 3.200 jóvenes, de entre 15 y 21 años, de 22 centros de Secundaria de toda Andalucía que arroja datos concluyentes.

Si bien el estudio del bullying-el acoso escolar- tiene una amplia trayectoria, el estudio de la violencia cuando los niños van creciendo, salen del colegio y tienen vínculos de otro tipo con sus iguales era aún un terreno poco explorado, y menos aún en el llamado dating violence, violencia en las relaciones sentimentales adolescentes, que abarca desde el ataque físico, al psicológico y relacional (el intento de control).

A finales de la década de los 50 del siglo pasado, este fenómeno se empezó a estudiar en Canadá. Para cuando la ciencia anglosajona puso el acento en el maltrato en el seno de las relaciones en la pubertad y adolescenecia, España, una sociedad pacata por aquellos años, apenas toleraba siquiera el beso público entre adultos. Los tiempos, ya se sabe, han cambiado y en una sociedad globalizada e interconectada como la nuestra, los investigadores andaluces, con el grupo Laecovi a la cabeza, están impulsando el análisis de este tipo de conflictos con una solvencia que le ha valido numerosos reconocimientos.

En este caso, Carmen Viejo se centra en la violencia física en las parejas adolescentes desde dos frentes: si estas relaciones aparecen en su mayoría vinculadas con aspectos de violencia, ¿por qué tantos chicos y chicas participan de ellas?, ¿por qué le dan tanta importancia? Sin abandonar la idea de que iniciarse en esta nueva forma de relación supone un aprendizaje no exento de riesgos -entre ellos la violencia-, la tesis se aborda "en positivo". Porque tener novio o novia, reporta autoestima, confianza, puede impulsar la sociabilidad... De hecho, a los 19 años un 80% de la población declara haber tenido varias relaciones con "una implicación muy grande".

Sin emabargo, en Andalucía, el 23% de los jóvenes son víctimas de violencia física y el 30% son agresores, y aquí está la clave, en la mayoría de los casos son víctimas y agresores al mismo tiempo y en un porcentaje casi idéntico entre chicos y chicas. Es decir, si bien en la edad adulta, la tendencia de los roles está definida -el agresor es el hombre y la víctima, la mujer-, en la adolescencia, "chico y chica se pegan, son los dos agresores y víctimas a la vez, comparten roles". ¿Por qué esa igualdad de ataques a edad temprana? "Los adolescentes -defiende la investigadora- no nacen sabiendo relacionarse en pareja, sus acercamientos tienen un cortejo sucio, rudo (el llamado dirty dating que ya estudió en 2008 Rosario Ortega), con actitudes y comportamientos que no siempre son aceptados pero que forman parte de un aprendizaje". De cómo sea ese aprendizaje se desarrollarán conductas violentas más graves en el futuro o bien se impulsará una relación sana.

El ataque físico en las relaciones sentimentales, concluye Viejo, se da por múltiples causas que tienen que ver con la personalidad, con el contexto de los amigos, con cómo sea la pareja o con el consumo sustancias, entre otros factores. No hay un perfil de maltratador concreto, no hay una única razón para que una chica le ponga la mano encima a su novio y éste se la devuelva. Acaso lo único preciso sea enseñar desde bien pronto que el amor y el respeto van, desde niños, de la mano.

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