Andalucía

La batalla por el 4-D

  • Cinco parlamentarios, uno por cada grupo de la Cámara, que no vivieron las manifestaciones por la autonomía analizan la herencia de aquella movilización y la forma de actualizar su legado

"Si unos se dedican a tirar de un lado y otros de otro terminaremos rompiendo la bandera". La predicción de Ana Mestre no tiene por qué cumplirse, pero es cierto que, en las últimas semanas, la enseña blanca y verde ha dado de sí después de tantos tirones. Hace hoy cuarenta años que un millón y medio de andaluces levantaron la bandera que representa a la región desde la Asamblea de Ronda de 1918. En una de las fotos que se conservan, un joven Rafael Escuredo aguanta en la manifestación de Sevilla una de esas banderas improvisadas que sirvieron para encabezar la marcha. Había políticos de todos los colores, incluso de la antigua Alianza Popular, garantiza la vicesecretaria del PP andaluz para despejar cualquier duda. Y cuatro décadas después, la reivindicación de las movilizaciones del 4 de diciembre de 1977 se ha convertido en una batalla por capitalizar esta herencia autonomista.

Sin embargo, ninguno de los cinco diputados que se sentaron el miércoles con este medio en un pasillo del antiguo Hospital de las Cinco Llagas recuerda nada de aquel día. La más veterana, Esperanza Gómez, de Podemos, nació en 1973. Ocho años más joven es Mestre, de 1981. En medio están el diputado de IU José Antonio Castro, de 1974; la socialista Verónica Pérez, nacida en 1978; y Sergio Romero, portavoz adjunto de Ciudadanos en la Cámara y nacido en 1979. "Cuando se llega a la universidad igual se estudia el 4-D, pero antes no lo conoce nadie", lamenta Castro. Mestre le da la razón, pues reconoce que descubrió el significado del 4-D cuando estudiaba Relaciones Laborales en Jerez. Gómez lo corrobora. Es una de las responsables de contarles a los estudiantes de Derecho Constitucional de la Universidad de Sevilla qué pasó en las calles de las grandes ciudades de Andalucía hace hoy 40 años y las consecuencias políticas que derivaron de aquella movilización

"Antes de explicarlo en clase no me preguntan nunca", reconoce la portavoz adjunta de la formación morada. A José Antonio Castro no le hizo falta levantar la mano en el aula. El diputado izquierdista tuvo su primer contacto con la efeméride con 16 años, cuando comenzó a militar en las Juventudes Comunistas. "Lo celebramos todos los años y, en Málaga, reivindicamos lo que significó para el pueblo andaluz y también la figura de Manuel José García Caparrós", explica Castro, que coincide con Esperanza Gómez en su satisfacción por la relevancia que este año tiene el 4-D, que "tradicionalmente no era reivindicado por otros grupos".

Para "alegría" de Castro, los populares de 2017 no son los de 1980, "que nos decían este no es tu referéndum". "En el PP no somos ajenos a la realidad por mucho que nos queráis posicionar", espeta Mestre al tiempo que defiende que "el actual Estado del bienestar y el concepto descentralizado del país" procede, en parte de los logros alcanzados tras el 4 de diciembre de 1977. "No me da miedo mirar a la historia. No tengo mochila y lo puedo decir en el seno de mi partido", apostilla la dirigente popular.

Los socialistas tampoco se dan por aludidos cuando oyen las críticas por sumarse este año a la conmemoración del 4-D con más intensidad que en otras ocasiones. "Nunca hemos tenido dudas. Son celebraciones compatibles y complemetarias", defiende Verónica Pérez, que recuerda oír hablar en casa de la manifestación a la que fueron sus padres "y que cambió la historia del pueblo andaluz". "No queríamos ser más que nadie, pero tampoco menos" apunta la líder del PSOE sevillano, que ensalza, como Sergio Romero, la defensa del principio de igualdad. Sin embargo, el diputado de Ciudadanos es el único de los cinco políticos que insiste en asociar el movimiento autonomista andaluz con la Transición. "Hay que celebrar el 4-D como parte de un hito histórico que nosotros ponemos en valor y no cuestionamos", incide el parlamentario gaditano.

Los cinco diputados están de acuerdo en reconocer la importancia que tuvieron aquellas manifestaciones. Con ellas echó a andar el proceso legislativo que culminó con el Estatuto de 1981, después del complejo referéndum que sirvió para alcanzar la autonomía por la vía del artículo 151 de la Constitución y equiparar a Andalucía con las denominadas comunidades históricas: Galicia, el País Vasco y Cataluña. Pero el consenso se queda en la nostalgia y no todos leen igual la herencia del 4-D.

Ana Mestre, por ejemplo, ve un paralelismo entre 1977 y 2017, pero barre para su casa. Hace 40 años y ahora, España y Andalucía se enfrentaban a un debate fundamental para definir el modelo territorial. Para la dirigente popular, el actual "punto de inflexión" debe desembocar en la alternancia política en la región tras cuarenta años de autogobierno gestionados por ejecutivos socialistas. "Tendremos que reflexionar y plantear cuál es el futuro, porque con el modelo actual no le ha ido bien a Andalucía", abunda la diputada gaditana que se cuestiona sobre la razón por la cual la región "está estancada y no ha sido capaz de ponerse al nivel" de otras comunidades.

Para Verónica Pérez estas críticas no son otra cosa que una "visión catastrofista" de una Andalucía que ha pasado de ser "una región subdesarrollada" a tener los mismos problemas que el resto de territorios del país. "Si pensamos que ya está todo hecho no estaríamos en política", se defiende la dirigente socialista en respuesta a las críticas de "autocomplacencia" recibidas por su partido. Pero las tesis del PP son compartidas en parte por los dos partidos a la izquierda del PSOE. "¿La voluntad expresa del pueblo andaluz movilizado el 4-D ha acabado con una Andalucía más igualitaria y con mejores niveles de vida? Nosotros creemos que no", señala Castro, mientras que su compañera de Podemos esgrime los malos datos en materia de empleo y pobreza para reforzar su argumento.

Como la representante popular, Gómez y Castro también detectan un punto de inflexión. La diputada de la formación morada lee la coyuntura actual como una disyuntiva entre dos modelos opuestos. Uno pasa por la "pulsión recentralizadora de PP y Ciudadanos con la ayuda inestimable del PSOE" y que Podemos e IU identifican con políticas como la reforma local impulsada por Cristóbal Montoro. El otro contempla la posibilidad de poner en marcha una reforma constitucional que permita mayores cotas de autogobierno. "No podemos decir que queremos una mejor educación y pedir que vuelvan las competencias al Estado. Eso es traicionar al 4-D", abunda el parlamentario malagueño.

"Andalucía hoy está peor posicionada que hace 40 años en el debate territorial", asegura Castro, que responsabiliza a Susana Díaz por "situarse al lado de la derecha" en el conflicto "que nos han lanzado los independentistas en Cataluña". "Me preocupa que Andalucía no quede ente las primeras si se establecen varias velocidades", manifiesta Gómez, que cree que la presidenta de la Junta está "más cerca del PP" y prefiere "abrazar la bandera española a la andaluza".

"La posición del PSOE es clara y Susana Díaz lo repite muchas veces", dice Verónica Pérez, una de las personas de mayor confianza de la jefa del Ejecutivo andaluz. Su postura pasa por defender la compatibilidad de las dos banderas y asegura que en el incipiente debate territorial "es más necesario que nunca levantar la bandera de la defensa de la igualdad". Pero en Ciudadanos se ven ahora como los únicos que reivindican esa herencia, frente a un PP de Mariano Rajoy "que negocia cupos fiscales entre bambalinas", un secretario general socialista "que dice que somos un conjunto de naciones" y un Pablo Iglesias que "compara la autodeterminación ilegal" a la que aspiran los independentistas catalanes con "un proceso de autonomía legal en plena Transición".

Los hechos del 4 de diciembre de 1977 fueron los que fueron, pero difieren mucho las conclusiones que sacan, cuarenta años después, los herederos de los partidos políticos que participaron en aquella "manifestación popular de profundo carácter político", como la define Castro, quien en plena pelea por ver quién levantaba más la bandera tiró de la letra que escribió Blas Infante y que los niños cantan en los colegios cada 28 de febrero, no cada 4 de diciembre. "Sólo Andalucía podrá poner equilibrio en el debate territorial. Como dice el himno, lo hacemos por nosotros y por el resto".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios