cinco llagas

Sesión de clínex

  • La directa. El PP ha metido la sexta marcha en sus ataques al PSOE; su portavoz, puesto a remontarse, hasta examinó con detalle al Gobierno de Zapatero que ejerció de 2004 a 2011

El portavoz del PP, José Antonio Nieto, durante su intervención de ayer en el Parlamento.

El portavoz del PP, José Antonio Nieto, durante su intervención de ayer en el Parlamento. / EFE

ES el síntoma de una enfermedad crónica. El portavoz del PP le quitó ayer el papel de principal antisocialista a su colega de Cs. Nieto se entusiasmó tanto en su rol de confrontación con el PSOE, que de criticar las políticas de anteriores gobiernos socialistas ¡desde el segundo 7 de su intervención!, pasó a descalificar al Gobierno de Sánchez y de ahí se metió de lleno a desacreditar la "irracional" gestión de Zapatero.

No es broma, en la sesión de control al actual presidente de la Junta de Andalucía en 2020 el portavoz del PP, sin complejos, le dedicó un largo espacio a controlar lo que ZP hizo en España entre 2004 y 2011. Le dio para mucho, que si negó la crisis, que si el Plan E, la congelación de pensiones y rebaja del sueldo a los funcionarios, las ocurrencias de los brotes verdes, que si España jugaba la Champions League de la economía mundial… De todo eso habló el buen hombre. Lo llamó el defecto Zapatero para ligarlo al defecto Sánchez.

Las supuestas sesiones de control quincenales al presidente de la Junta se han consagrado como un ejercicio de propaganda gubernamental y embestida al adversario. El portavoz del PP se sonó ayer la nariz con el reglamento de la Cámara, sin recato. Esta táctica de la pareja Nieto&Romero, en la que ayer no entró sorprendentemente el portavoz de Ciudadanos, tiene éxito sólo entre sus allegados. No han conseguido en un año un discurso capaz de irradiar ilusión fuera de las trincheras del gobierno. Se dedican sin tregua a hostigar la memoria de los 37 años de gobiernos socialistas y a repetir los méritos superlativos de su gobierno. Son dignos herederos del inolvidable portavoz del PSOE Mario Jiménez, muy recordado en estas crónicas por un magisterio tan meritorio que ha hecho escuela. Ayer, por cierto, Jiménez fue reprendido por la presidenta y por los diputados del PP por las lindezas marca de la casa que dedicó desde su asiento a Moreno y a Nieto.

Antes y ahora ningún presidente del Parlamento le ha querido poner freno a la desnaturalización de estas sesiones. Ni Durán en la anterior Legislatura, ni Bosquet en esta han hecho esfuerzos efectivos para que se cumpla el artículo 162 del reglamento de la Cámara, convertido en una caja de Kleenex para que cada uno lo use y lo tire como le venga en gana. Ese artículo dice que "en cada sesión plenaria podrán tramitarse preguntas de interés general para la comunidad autónoma, dirigidas al presidente". El año pasado fue especial, con el estreno de un nuevo gobierno y tres citas con las urnas para cuatro elecciones distintas.

Pero en el inicio de un nuevo período de sesiones cabría pedirle a sus señorías que dejen sus filias y fobias en casa y no se comporten en el Parlamento andaluz como hinchas de fútbol en una barra de bar. No ha sido así, desgraciadamente.

De nuevo hubo ayer un duro enfrentamiento entre Susana Díaz y Juanma Moreno. Preguntó la expresidenta por los 600.000 puestos de trabajo que el líder del PP prometió en la campaña electoral de diciembre de 2018, de los que en el primer año de Legislatura no se habría creado prácticamente ninguno. (Ella dijo que se han perdido algunos y él que se han ganado unos pocos). Y también se interesó sobre las declaraciones de los consejeros de Empleo y Economía en el sentido de que la subida del salario mínimo aumentará el paro.

Previamente se había quejado de que el presidente de la Junta se dedique a la confrontación con el Gobierno de España; cosa que Díaz hizo en toda regla contra el Gobierno de Rajoy en su día, dicho sea de paso. Moreno le contestó que sigue queriendo crear los 600.000 empleos, pero que será difícil con las contrarreformas emprendidas por el Gobierno de Sánchez, con las que se ha pasado de 500.000 empleos nuevos al año en España a 113.000, asunto sobre el que se permitió algunas ironías.

Susana le subió el tono, reprochándole esos "chascarrillos, tonterías y pamplinas", lo que indignó a los bancos populares desde los que se pidió respeto al presidente. O sea, lo contrario de lo que habían hecho con el PSOE los oradores de la mayoría gubernamental, Vox, Cs, PP, incluido el presidente. Díaz insistió en unos datos económicos que se contradecían con los que maneja el Gobierno, hasta tal punto que espetó a Moreno que vive en un mundo de fantasía. Ahí pudo decirle que empieza a tener el síndrome de San Telmo, secuestrado por halagadores todo el día, que ella sabe de eso. Pero no lo dijo...

Por el contrario, indicó que ella había gobernado cinco años en época de Rajoy "con un gobierno cruel e insensible" y se había creado empleo. Y añadió que el respeto se lo tiene que ganar cada cual, no faltando a los adversarios y recordó que el suyo es el primer grupo de la Cámara con más de un millón de votos.Moreno le sacó unos cuadros que se había traído impresos de San Telmo para reprenderla por manipular los datos, comparando diciembre de 2018 con enero de 2020. La argumentación del presidentre resultó más creíble que la de su antecesora. Y le pidió a Díaz que le acompañe a Madrid a ver a la ministra de Hacienda o al presidente del Gobierno para recuperar los 537 millones del IVA de 2017 que el Estado le debe a Andalucía.

Teresa Rodríguez se inició con una declaración de apoyo a las manifestaciones de agricultores "que luchan por su superivencia". Y después se interesó por los planes de contingencia del Gobierno andaluz para el Campo de Gibraltar tras el Brexit. Explicó su desconfianza sobre las 112 medidas anunciadas por la Junta, sin concretar, sin presupuesto y sin calendario. Moreno le respondió que no pensaba hacer una fuerte inversión de dinero público, sino procurar que vengan a esa comarca inversiones privadas. Puso como ejemplo los 1.000 millones de Cepsa para el proyecto Fondo de Barril.

Rodríguez contestó airada que ese proyecto era "lo más asqueroso del petróleo" y acusó al PP de facilitar los negocios de sus amigos del Ibex 35, que después se lo devolvían financiando sus campañas electorales. Juanma, sin destemplarse como suele hacer con Susana, le contestó que de financiación Podemos no puede hablar tras recibir ayudas de Irán y Venezuela. Y sobre la inversión de Cepsa y la empresa auxiliar le dijo que vaya a la Bahía de Algeciras y le cuente a las 4.000 personas que van a trabajar en ese proyecto con todas las garantias medioambientales que no lo hagan.

Alejandro Hernández, de Vox, pidió al presidente acuerdos público privados para mejorar la sanidad andaluza. Sergio Romero, hizo un canto a la excelente labor de sus consejeros de Trabajo y Economía y se sumó, como Moreno, a la idea de que hay que corregir la cadena de distribución para proteger a los agricultores. Pero la protagonista de la sesión fue la rinitis alérgica del portavoz del PP, que le hizo gastar mucho clínex. (Alergia al cumplimiento del reglamento). O a lo mejor es un virus resistente y muy contagioso que ha pasado del PSOE al PP.

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