En tres palabras

El cortijo andaluz... del cambio

  • El acuerdo a cinco para renovar los órganos de extracción parlamentaria tiene un aire poco virtuoso

Elías Bendodo, Juan Marín y Juanma Moreno, en el Parlamento.

Elías Bendodo, Juan Marín y Juanma Moreno, en el Parlamento.

1. RTVA: Ríete Tú del Vuelco Andaluz

A Canal Sur, como al Infierno de Dante, siempre ha sido mejor ir sin grandes esperanzas. La política andaluza nunca ha dado margen a otra cosa. Ahora, con el Gobierno del cambio, las expectativas ilusionantes han durado menos que la batería de un iPhone 6. El pacto de los partidos, con su tómbola de nombres, es ya el pacto de la vergüenza. Queda claro que no ven más allá de sus intereses partidistas, y que no entienden ni remotamente el concepto de televisión pública.

La RTVA debía ser uno de los grandes símbolos del cambio, y se ha convertido en un símbolo del cambiazo. Gato por libre. Los nuevos responsables van a tener difícil devolver la confianza en Canal Sur, una cadena que en muchas casas ni siquiera se tiene sintonizada. Hay cambios, sí, pero, como en aquello de Lampedusa, todo sigue siendo demasiado igual.

Y si los nombres promovidos por el PSOE para el Consejo de Canal Sur encajan con su larga trayectoria de manipulación partidista en la RTVA; lo del PP resulta por añadidura estúpido: una vez designado el periodista Rafael Porras para presidir el órgano, sólo necesitaban un segundo nombre para demostrar que ellos vienen a hacer las cosas de otro modo. Un solo nombre. Pero han elegido a una amiga personal de Moreno Bonilla desde la juventud, una política de aquel rat pack con el que asaltó las Nuevas Generaciones. El PP, en fin, se ha sumado a la infamia por el precio baratísimo de colocar a una amiga fracasada en las municipales. Eso no es nepotismo, es soberbia ciega.

Defender que el Consejo de Administración es el órgano de control resulta, por añadidura, algo más que un error. El órgano de control debe ser la Comisión de Seguimiento de la RTVA en el Parlamento. Ahí están los partidos representados. El Consejo debería ser un órgano de gestión, y estar integrado por profesionales del sector, no sólo periodistas, con criterio y con independencia para votar, como sólo sucedió en el bienio de la pinza (1994-1996). Lo ocurrido es sencillamente un fraude.

Y una vez instalados en el fraude, ni siquiera se han molestado en guardar las formas. El examen sin preguntas para los aspirantes al cargo dorado (¡un examen sin preguntas!, sublime) quedará para el Memorial del Cambiazo. Los hearings deben ser evaluaciones rigurosas de idoneidad, pero esto es una farsa pactada. Ya se sabe que algunos sólo pueden evitar que se les vean las vergüenzas si se les permite ocultarse tras el silencio.

El Gobierno andaluz del cambio se ha quedado en el Cortijo Andaluz… del Cambio, eso sí. Más de lo mismo pero con nombres distintos.

2. AVRA... ¡cadabra!

El PP ha colocado a la pareja de Dolores López, secretaria general del PP de Andalucía, como director de la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía (AVRA) en Huelva. De hecho, el Gobierno Moreno Bonilla, o el Gobierno Moreno-Marín, ha nombrado a ocho ex concejales del PP como directores de esta agencia pública de la Junta en las ocho provincias. Pleno al 8. Es obvio, por tanto, qué mérito se requiere para ser responsable de esta agencia: el carnet del PP.  Con eso, va uno a por el carguito y ¡AVRA…cadabra! se te abre la puerta del presupuesto.

El implacable portavoz de Ciudadanos ha reaccionado: "Mi partido no optaría por incorporar a ocho ex concejales para dirigir una empresa pública, pero quien debe responder es Elías Bendodo". Durísimo. Hemos visto a monjitas ursulinas pedir el pan en el almuerzo con más contundencia. Se ve que Ciudadanos y PP no van a ir más allá de darse jaboncito. Hoy por ti y mañana por mí.

“No voy admitir una descalificación genérica” ha dicho el portavoz del PP. O sea, se pueden descalificar los dedazos, pero no los dedazos del PP, porque eso ya sería generalizar. Se ve que ya pasó aquello de “Quien debe temer la auditoría es quien esté en la Junta por ser familiar o amigo”. Quizá la nueva versión sea: “Quien debe temer la auditoría es quien esté en la Junta por ser familiar o amigo de alguien del PSOE, pero los nuestros pueden estar tranquilos”. Ellos ya se saben la palabra mágica del dedazo: ¡AVRA… cadabra! Pues eso, que el Gobierno del cambio se ha quedado en el Cortijo del cambio.

3. Hacer de la virtud un vicio

Los partidos se han felicitado por el pacto a cinco que han alcanzado para renovar los organismos de extracción parlamentaria: Canal Sur; Consejo Audiovisual; Cámara de Cuentas y Defensor del Pueblo. El PP se queda con Canal Sur; Ciudadanos, con el Consejo Audiovisual que supervisa los medios, si quiere; Adelante Andalucía se queda con el Defensor del Pueblo Andaluz, con su aureola moral; y el PSOE con la Cámara de Cuentas. Vox consigue representación en todos ellos. ¿Esto es eso tan admirablemente virtuoso? Se diría que sólo es la cuadratura de un círculo vicioso.

Así a simple vista parece un reparto de cargos, con las primeras leyes reformadas sin debate por lectura única, y con los primeros exámenes de idoneidad de los consejeros resueltos fraudulentamente sin examen, o sea, considerando mérito suficiente la propuesta de un partido. Pero al parecer hay que aplaudir que el PSOE, por ejemplo, logre mantener al presidente de la Cámara de Cuentas, en el cargo desde 2015, cuando la Cámara de Cuentas es el organismo que debe fiscalizar los últimos ejercicios de Susana Díaz. Todo esto tiene un aire poco virtuoso. O quizá sea que la virtud se está tasando cada vez más barata en Andalucía.

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