Andalucía

Hasta después de las elecciones

LA cara es el espejo del alma. Y del ánimo, de ahí que Luis Pizarro, número dos del PSOE andaluz, registrara hace ya muchos años el diagnóstico informe caritas para averiguar las verdaderas consecuencias de los resultados electorales en los partidos. Ya saben: nunca hay valoraciones negativas, y la noche electoral todos brindan con cava, de ahí la virtud de dicho informe. Ejemplo: la carita de Mariano Rajoy durante la noche del 9 de marzo era el presagio de lo que se avecinaba en el PP. Pero la prueba también es un buen índice económico. Rodríguez Zapatero intervino esta semana en el Congreso para hablar otra vez la crisis: acudió mustio, con las cejas más arqueadas de lo normal y con los ojos un tanto desorbitados. Así como Jordi Pujol y Sarkozy se convulsionan en tics nerviosos cuando afrontan situaciones de aprieto, al presidente del Gobierno español se le convierte la cara en una caricatura. Hay que ahorrar 1.500 millones de euros para mantener o aumentar las prestaciones por desempleo. Ea, y en eso se quedó; al final va a tener razón Solbes cuando declaró que se le había agotado el margen de gasto para afrontar la crisis.

¿Y por qué se ha retrasado la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera en la que Solbes iba a presentar, por fin, el nuevo sistema de financiación autonómico? No, no parece que sea por un problema económico porque, según fuentes de la negociación, los números estaban casi hechos.

Sin embargo, hay algunas comunidades socialistas a las que no terminaba de gustarle el resultado del sistema. Una es conocida, Cataluña, y de hecho el secretario general del PSC, Miquel Iceta, ya ha declarado que prefiere esperar meses a obtener un mal acuerdo, pero otras fuentes sospechan que hay otros descontentos con capacidad suficiente para presionar. Se trata de Galicia: allí hay elecciones el 1-M y una reñida campaña electoral donde Emilio Pérez Touriño y el BNG se juegan el Gobierno autonómico por no más de tres o cuatro escaños.

Ésta es la sospecha de algunos consultados, que Zapatero no ha querido crearle problemas a su candidato gallego o que el propio Pérez Touriño ha aprovechado la ocasión de las urnas para presionar.

Oficialmente no se había llegado a convocar el Consejo de Política Fiscal y Financiera, pero en Andalucía daban por hecho de que éste se produciría antes del pasado viernes, ya que fue ese día cuando comenzaron las campañas electorales. Según se publicó el pasado 23 de enero, Rodríguez Zapatero habría comunicado a algunos dirigentes que, efectivamente, esa reunión sería antes de la campaña. Lo hizo en la cumbre hispano-lusa que se celebró esa semana en Zamora.

El caso es que tanto el PSOE andaluz como la Junta creen que el acuerdo ya está casi cerrado, a falta -eso sí- de los problemas de última hora que hubieran podido surgir con Galicia, Cataluña y Asturias. El vicepresidente económico, José Antonio Griñán, es más cauteloso, aunque el informe caritas aprecia que conoce los números, y que éstos no son malos.

Una fuente socialista explicó a este medio que es cierto que el sistema dotará a las comunidades con 7.000 millones de euros adicionales. Si nos atenemos al criterio de la población en una aproximación no muy fina, pero sí indicativa, Andalucía debería recibir no menos de 1.000 millones de euros o un poco más. Quizás otros 100, que en pesetas no es poco: 16.000 millones de pesetas. Éste es el problema de los flecos de este sistema, que son multimillonarios.

Pero la negociación andaluza cuenta con un escollo más. El cobro de la deuda histórica no es entendida en el resto del país porque se concibe como un complemento del sistema de financiación -una suerte de paga extra para los andaluces-, y no una obligación estatutaria que se arrastra desde 1981. El caso es que fue el propio presidente de la Junta, Manuel Chaves, quien el miércoles pasado en el Foro Cinco Días volvió a incurrir en el error de mezclar ambos asuntos -financiación y deuda histórica- al decir que estaba seguro que los dos conceptos se pagarían antes del 20 de marzo. Fue salir por teletipos esta valoración, y ya estaban sonando los teléfonos desde Cataluña, comunidad ésta especialmente sensibilizada con las maquinaciones del maléfico lobby andaluz.

Sería bueno dejar de mentar la mal llamada deuda y confiar en que antes del 20 de marzo el Gobierno cumplirá su compromiso y pagará, por tanto, una cantidad no menor a los 1.140 millones.

La crisis no ha tocado fondo, pero el actual gabinete de Rodríguez Zapatero sí: comienza a ser un clamor entre sus propias filas que este Ejecutivo necesita un cambio que pasa sustancialmente por la salida de Pedro Solbes. ¿Complicaría su cese la resolución del sudoku autonómico? Sí, casi seguro, por eso sería bueno cerrarlo antes de las elecciones europeas, la fecha que muchos dan para solventar la crisis. La del Gobierno, claro.

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