Elecciones Andaluzas | Cultura

Manos andaluzas en la guinda del pastel

  • El Auditorio, el Convento de la Trinidad, el Museo de Málaga y la OFM, entre las cuentas pendientes

Cartel anunciador de la Construcción del Auditorio en el Muelle de San Andrés.

Cartel anunciador de la Construcción del Auditorio en el Muelle de San Andrés. / Javier Albiñana (Málaga)

Convertida en asunto estratégico por su asociación al turismo, la cuestión cultural en Málaga reviste singularidades ciertamente complejas que el Gobierno andaluz que salga de las urnas el próximo día 2 (en el caso de que se den las mayorías suficientes) tendrá que saber gestionar con tanta determinación como mano izquierda. Cual guinda del pastel, el sector ha resultado determinante en los últimos años para la proyección de la ciudad a nivel internacional como territorio dinámico y atractivo, principalmente a través de sus museos; y aunque fue la Junta de Andalucía la que prendió la mecha hace quince años con el Museo Picasso, ha sido la iniciativa municipal (que ya entonces puso un as sobre la mesa con el CAC) la que ha arrimado el ascua a su sardina con proyectos de amplia resonancia como el Museo Carmen Thyssen, el Centro Pompidou y el Museo Ruso. El alcalde, Francisco de la Torre, mantiene una dirección casi personalista de los grandes proyectos culturales con la que la Junta de Andalucía está obligada a pactar. Y no siempre resulta fácil.

Si no, que le pregunten al actual consejero andaluz del ramo, Miguel Ángel Vázquez, quien quiso convocar a mediados de octubre la primera reunión interinstitucional en cinco años para dilucidar la posible construcción del Auditorio y se encontró con un no rotundo de un alcalde que alegaba problemas de coincidencia electoralista con tal de impedir que cualquier otro pudiera arrogarse la calidad de motor del invento. En todo caso, el Auditorio es uno de los proyectos que el futuro titular de la Consejería de Cultura se va encontrar nada más tomar posesión del cargo, junto a un Francisco de la Torre negado en redondo (junto a una amplia representación de notables de la vida cultural malagueña que apoyan sin fisuras al alcalde en esta línea roja) a modificar el proyecto arquitectónico aprobado en su momento para el edificio, presupuesto en más de noventa millones de euros. La oportunidad de la negociación llegará, sea después de las elecciones autonómicas o de las municipales; y cualquier respuesta que se pueda interpretar como de insuficiente altura, especialmente desde la Junta, respecto a un equipamiento cada vez más reclamado en Málaga, podría tener consecuencias indeseables.

La ampliación del Museo Picasso podría corresponder al próximo Gobierno andaluz

Ya que estamos, cabe recordar que la Orquesta Filarmónica de Málaga, que será una de las principales usuarias del Auditorio, está sostenida por un consorcio compartido al 50% por la Junta y el Ayuntamiento, pero en la práctica el Consistorio aporta más financiación en la medida en que, en los últimos años, ha intentado compensar las rebajas aprobadas desde la Consejería. Por más que las orquestas sinfónicas andaluzas participadas por la Junta (las de Sevilla, Córdoba y Granada además de Málaga, mientras la de Almería, de titularidad únicamente municipal, reclama cada vez con más insistencia un consorcio similar) continúen lastrando serios problemas de financiación, convendría una puesta al día en lo que corresponde a la Filarmónica para aportarle un poco más de oxígeno.

El Museo de Málaga, en el Palacio de la Aduana El Museo de Málaga, en el Palacio de la Aduana

El Museo de Málaga, en el Palacio de la Aduana / M. H.

Respecto a otros equipamientos, justo en diciembre se celebrarán dos años de la inauguración del Museo de Málaga en el Palacio de la Aduana. Tanto tiempo después, el centro sigue sin exposiciones temporales: precisamente, la Junta acaba de licitar las obras de las salas que irán destinadas a tal fin con vistas a que estén disponibles en 2020, pero entonces corresponderá programar (con especial querencia al arte contemporáneo y a artistas próximos, según lo previsto) con el peliagudo sentido de la competencia que exige una ciudad como Málaga. En cuanto al Museo Picasso, al futuro consejero o consejera le corresponderá mantener la (buena) relación con la familia Ruiz-Picasso en la fundación y, tal vez, abordar en los próximos años una ampliación que terminará siendo necesaria, otra tarea bien compleja dada la ubicación del museo. Por otra parte, cabe recordar que la Junta eliminó aquí el programa Iniciarte, dedicado a la promoción de jóvenes artistas; y si es difícil justificar la medida en cualquier caso, mucho más lo es en Málaga, donde el talento capaz de darle contenido al proyecto es incontestable.

Precisamente, otro de los proyectos estrella anunciados por la Junta para Málaga es el centro cultural que se habilitará en el Convento de la Trinidad, que requiere la compleja rehabilitación del inmueble y que prestará especial atención a jóvenes creadores, por lo que tendrá que competir (también) con el otro centro que el Ayuntamiento quiere construir en la antigua cárcel provincial. El acondicionamiento del viejo Colegio de San Agustín para la Biblioteca Provincial cuenta ya con el compromiso del Gobierno con vistas a las primeras intervenciones para el próximo año, pero más allá de esto los plazos y el calendario de inversiones son aún elementos inseguros y a la Junta le corresponderá, cuanto menos, mantener vigente el compromiso. Por último, sería de justicia que el Teatro Cánovas, gestionado por la Junta, recuperara la calidad y el nivel de la programación del que gozó hace años y que aún, inexplicablemente, se le niega. Todo esto, para empezar.

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