Fue hace 15 días cuando se tuvo constancia de Carlos Sánchez Ortiz de Salazar, quien en 1996 desapareció de Cazalla de la Sierra, donde vivía con su familia. Desde entonces nada más se supo de él. A través de las noticias más recientes se ha conocido que su último paradero fue un bosque de la Toscana, en Italia, donde mostró a varias personas documentación personal. Hasta allí se han desplazado sus padres y una hermana, que han podido constatar dicha presencia, aunque la intención de este antiguo vecino de Cazalla es seguir sin ser encontrado.

Casi 20 años después, a la familia Sánchez Ortiz de Salazar se le ha encendido la luz de la esperanza. Fue en 1996 cuando su hijo Carlos, licenciado en Medicina, se marchó de casa sin dejar rastro alguno de cuál era su destino. Una incógnita que ha sido motivo de conversación en más de una ocasión en Cazalla de la Sierra, donde reside esta familia procedente de Bilbao. Todas las hipótesis apuntaban a que su marcha fue voluntaria, una teoría que se constata ahora a raíz de las últimas informaciones sobre este desaparecido. Incluso se le dio oficialmente por muerto debido al tiempo transcurrido.

Para conocer su paradero más reciente ha sido imprescindible la labor que han llevado a cabo la la asociación española SOS Desaparecidos y la italiana Penélope, ambas con el mismo fin. Según avanzó ayer Efe -tras una publicación del periódico Corriere della Serra- Carlos Sánchez habría estado hasta hace 15 días en el bosque de Scarlino, una pequeña localidad de la Toscana (en el centro de Italia). Allí habría permanecido durante al menos seis años viviendo como ermitaño, esto es, como una persona sin apenas vínculo con la sociedad, aislada de ella.

Durante este tiempo apenas nadie de esta población italiana tuvo acceso a información personal suya hasta que recientemente mostró algunos documentos en su particular refugio: una tienda de campaña instalada junto al mar. Se trataba de un carné de biblioteca y otro de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla en los que se identificaba como Carlos Sánchez Ortiz, de 46 años. A partir de esta información varias de las personas que habían comprobado los datos se pusieron en contacto con la asociación italiana de desaparecidos, que transmitió este caso a su homóloga en España.

El presidente de SOS Desaparecidos, Joaquín Amills, explico a este periódico que en el momento en que tuvieron constancia de que pudiera tratarse de Carlos Sánchez hablaron con su familia. El padre, la madre y una hermana decidieron viajar a esta población de Italia, donde fueron recibidos por los miembros de la asociación Penélope. Una vez allí -según Amills- comprobaron que se trataba de este familiar del que no tenían constancia hace casi 20 años.

"Las personas que hablaron con él lograron fotografiar los documentos que les mostró y que luego han publicado periódicos italianos", explica el presidente de SOS Desaparecidos.

Lo que resulta evidente es que Carlos Sánchez desea continuar sin ser localizado. Desde que hace 15 días facilitó tales datos ha vuelto a desaparecer. Nada de sabe de él en Scarlino. "No quiere ser encontrado", abunda Amills, que incide en que la familia no quiere hacer declaraciones al respecto.

Los vecinos y la Guardia Forestal de este municipio de la Toscana aseguran que lo habían visto en más de una ocasión "merodeando" por los alrededores de la localidad. Casi todos los que allí viven conocían que se encontraba en su particular refugio, en pleno bosque, desde donde se contempla el mar, un lugar paradisíaco para una persona que ha decidido vivir en soledad. "Es un hombre tranquilo, no quiere hablar con nadie". Con estas palabras lo describen algunos italianos que lo habían visto en Scarlino.

Ahora Carlos Sánchez vuelve a estar en paradero desconocido. La familia permanece en Italia con la esperanza de volverlo a hallar y, tal vez, poderlo ver tras casi dos décadas de ausencia.