La familia de José Bretón, imputado por el asesinato de sus hijos, declarará una vez más ante el juez instructor del caso, José Luis Rodríguez Lainz. El objetivo de esta nueva ronda de interrogatorios se centra en conocer más detalles sobre lo que le ocurrió a los pequeños Ruth y José el pasado 8 de octubre, así como esclarecer las contradicciones encontradas en sus testimonios sobre el fatídico día.

Durante la mañana de hoy está previsto que acudan hasta la sede judicial los abuelos de los menores, Antonia Gómez y Bartolomé Bretón, y los hermanos de José Bretón, Rafael y Catalina, junto al marido de ésta, José Ortega. El juez centrará su interrogatorio en las contradicciones surgidas en las declaraciones previas a la aparición de los restos óseos en Las Quemadillas, aunque todos, salvo José Ortega, pueden, si lo desean, acogerse a su derecho a no declarar por ser familiares directos de Bretón.

La abogada de la madre de los pequeños, Reposo Carrero, ya manifestó tras la última declaración de Bretón ante el magistrado que está "convencida" de que los familiares "no han tenido participación" ninguna en los hechos, aunque sí "saben muchas cosas, han mentido y han ocultado". Por ello, la letrada expresó que "eso es algo absolutamente execrable en un delito contra la Administración de Justicia".

Rodríguez Lainz recoge en uno de los autos del caso que el entorno familiar de Bretón en un primer momento mostró ante la Policía "un cierto recelo en la verosimilitud del testimonio del encartado", llegando incluso a sostener la culpabilidad de Bretón en la desaparición de Ruth y José. No obstante, el magistrado señala que esta actitud cambió hasta crear "una estrategia común de posicionamiento a favor de José Bretón".

Así, el magistrado puntualiza que los familiares paternos en su primera declaración en sede judicial insistieron en que todo lo que perjudicaba a a Bretón en sus declaraciones ante la Policía "no reflejaba la verdad de lo declarado en un primer momento y había sido un invento por los agentes" o que era una "tergiversación de lo que habían dicho". Este cambio de actitud, según el magistrado, fue "claramente pactado", ya que Bretón incluso llegó a "vanagloriarse" del cambio de versión de sus familiares durante su segunda declaración. El juez insiste en que las declaraciones de la familia paterna comenzaron a "casar" con la declaración del encartado y que, incluso, donde había riesgo de confrontación "aparecía el silencio o la falta de memoria concreta". No obstante, esta "unidad de acción", según el juez, se ha resquebrajado en algunos puntos sustanciales de la investigación.

Por ejemplo, destaca momentos como el desplazamiento de Bretón a la finca de Las Quemadillas el 7 de octubre, un día antes de los hechos. La abuela, según el auto, "miente claramente" al decir que va a por unos colchones que ya estaban en la casa; Rafael "se inventa una inexistente" visita al psicólogo; Catalina refiere no recordar el hecho, y su cuñado, José Ortega, que no conocía el motivo. "Claramente esconden y tratan de justificar este evento", señala. En relación con la estancia de los niños en casa de los abuelos antes de dirigirse a la finca la mañana del 8 de octubre, según el juez, "las versiones no cuadran de ningún modo", pues, "nadie llega a coordinarse con la secuencia de unos hechos tan trascendentales como fueron el último instante en que otras personas aparte de José vieron a los dos niños", cuando no fueron más de "escasos cuatro minutos" los que los niños estuvieron en la casa de sus abuelos.

Otro punto "de gran discordia", según el auto, es el del contacto entre Rafael y su hermana y cuñado en torno a las 18:00 del 8 de octubre. "Los dos hermanos restringen la información sobre lo que realmente les dijo José", además, continúa, los hermanos aseguran que José no pasó ninguna noche en la finca, pero las llamadas de Bretón lo sitúan en la zona.