Andalucía

Un ginecólogo es condenado por una extirpación de ovarios sin consentimiento

El Juzgado de lo Penal 6 de Granada ha condenado a 8 meses de prisión al doctor M. D. R., jefe del servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Clínico San Cecilio de la capital, por un delito de lesión imprudente en el que la víctima fue T. U. S., una mujer de 58 años que se operó en ese centro hospitalario y a la que le fueron extirpados los dos ovarios sin su consentimiento. La mujer será indemnizada por daños psíquicos y morales con 20.000 euros, cantidad que abonarán el SAS y la aseguradora Zurich como responsables subsidiarios. T. U. S. presentaba una situación de menopausia con antecedentes de apendicetomía, legrado por aborto y osteoporosis. A finales de 2002 le diagnosticaron un cistocele de grado II y un pólipo cervical, motivos por los que en marzo de 2003 fue intervenida en el servicio de ginecología del San Cecilio. Allí se le extirpó un pólipo pediculado del cervíx y fue dada de alta cinco días después. Dos meses después, tras "múltiples molestias", una ecografía reveló un "hallazgo compatible con un pólipo uterino".

Al persistir los problemas, la misma doctora le realizó un estudio urológico y una histerocopia. Como se trata de una intervención que implica algún riesgo, como la perforación de las paredes del útero, la doctora inscribió a la paciente en junio de 2003 en el registro quirúrgico, en el que se hizo constar que ésta comprendía y aceptaba el principal propósito de la intervención, las necesidades de anestesia y las complicaciones que pudieran surgir.

Pero a la mujer, según la sentencia, no se le explicó de verdad el alcance de la operación. El 9 de octubre se efectuó la intervención, dirigida por el acusado, M. D. R., y con la colaboración de dos ginecólogas que también fueron acusadas de los delitos de lesiones dolosas y lesiones imprudentes pero que han quedado absueltas.

Transcurrido un cuarto de hora de la espera, apareció una "grave complicación" por lo que el doctor salió para informar a su marido, C. M. R. Éste dio su visto bueno para que le abrieran la cavidad abdominal, pero "no para extirpar los ovarios ni ningún otro órgano".

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