Andalucía

La importancia de ser el número dos

  • Expectación en el PP andaluz ante el papel de Elías Bendodo, convertido de facto en un secretario general

Bendodo este jueves con el alcalde de Tomares, José Luis Sanz.

Bendodo este jueves con el alcalde de Tomares, José Luis Sanz. / JA

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, desveló este viernes en Sevilla que había pasado unos días de verano en la provincia de Murcia junto a Teodoro García Egea y Elías Bendodo. El número dos de Pablo Casado y el consejero de Presidencia de Juanma Moreno han hecho bastantes migas juntos desde que ambos coincidieron en la cocina de los pactos del PP con Ciudadanos y Vox en Andalucía. El día anterior, jueves, Bendodo visitaba Tomares, donde gobierna José Luis Sanz, quien fuese una de las apuestas de Génova para suceder a Javier Arenas en clara competencia con Juanma Moreno. No hay nada más tranquilizador que el poder de San Telmo, el PP andaluz, salvo alguna marejadilla aislada, está tranquilo como una balsa de aceite. Lo llamativo, lo que despierta expectación en las provincias, es precisamente el papel de Bendodo, brazo ejecutor de Juanma Moreno en la organización y enlace con la sede de Génova, a pesar de que, orgánicamente, es el presidente del PP malagueño. ¿Y Dolores López?

Juan Marín llamó un día vicepresidente a Bendodo, a pesar de que sólo es consejero, y hay quien ve al malagueño como el secretario general de facto del PP andaluz. El malagueño es un político integral y, como tal, es expansivo como los gases. La dimisión de Sebastián Pérez como presidente del PP de Granada se le atribuye al tándem de Bendodo y García-Egea, aunque el granadino nunca fue uno de los seguidores de Juanma Moreno y sus enfados tenían un poco cansado a Pablo Casado. El bueno de Sebastián no ha podido encajar que su partido le dejase la alcaldía de su ciudad durante los cuatro años a Ciudadanos. Marifrán Carazo, consejera de Fomento, puede ser su sucesora, es una mujer de confianza de Bendodo y está casada con José Ramón Carmona, el coordinador general del PP en Málaga, el hombre que cuida del territorio natural del consejero de Presidencia.

Huelva como problema

Pero lo que vaya a ocurrir en Granada son palabras menores, asuntos que los partidos suelen despachar con un acuerdo entre partes. Con quienes la sede de Génova tiene problemas es con las presidencias de Huelva y, en menor medida, con la de Sevilla. Huelva le dio unos cuantos dolores de cabeza a Pablo Casado a cuentas de la candidatura de Juan José Cortés, quien finalmente pasó del Congreso a la lista del Senado para quedarse fuera por falta de evidentes apoyos electorales. El liderazo de Manuel Andrés González no está nada claro, y hay una corriente interna que desea que Dolores López, la secretaria general de los populares andaluces, se vaya a Huelva a poner orden en el partido.

A nadie del PP se le escapa que si López marcha a Huelva, Elías Bendodo sería algo más que un secretario general de facto. El próximo congreso andaluz del partido debe decidir quién será su secretario general, el malagueño está en liza, pero a nadie se le escapa que concentrar en una persona la portavocía del Gobierno, la consejería de Presidencia y la cocina del partido es un riesgo muy alto. Manuel Chaves tuvo en Presidencia a una persona con un perfil tan acusado como Bendodo, el jiennense Gaspar Zarrías, pero tanto al frente del partido como de la portavocía en el Parlamento siempre hubo otras dos personas. Diferentes, fue el trío virtuoso que le dejó a Chaves ejercer su papel institucional de presidente de la Junta. Y así permaneció durante casi dos décadas.

Otro de los pretendientes del trono de Arenas fue el cordobés José Antonio Nieto, hoy plenamente integrado en el PP morenista. Nieto es el mejor portavoz parlamentario y, en pocas ocasiones, se le ha visto tan identificado en su carrera política con un papel. José Luis Sanz, a quien Bendodo fue a visitar el jueves, ha suscrito su propia agenda para el reencuentro.

En el PP andaluz todos son ya morenistas. Quienes conocen el partido señalan a Almería como uno de los pocos lugares que quedan por encajar, y no tanto por el futuro del presidente provincial, el todopoderoso Gabriel Amat, sino por el overbooking de gallos en el corral almeriense, una de las pocas provincias donde el PP tiene la capital y la diputación. La otra es Málaga.

Sevilla es Sevilla, y el PP sevillano es tan complejo como el PSOE gaditano, a quien José Antonio Griñán definió en cierta ocasión como Cádiz-Hezergovina. 

   

   

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