Andalucía

Un jeque, un francés y un inglés

  • Ningún inversor nacional se ha interesado hasta el momento para hacerse con un latifundio que jamás estuvo en manos extranjeras.

No existe un comprador claro para el mayor latifundio de Andalucía, no hay favoritos. De hecho, es posible que ni existan compradores. Lo que existen son tres intermediarios que desde que se conoció el interés del Estado por deshacerse de una finca de 14.000 hectáreas han querido conocer las condiciones para hacerse con él. Fuentes de la sociedad pública La Almoraima S. A., creada tras la expropiación de la finca a Rumasa y que en 2012 perdió 1,2 millones de euros, reconocen que el perfil del comprador tendría más de "capricho" que de rentabilidad. Isabel Ugalde, gerente de La Almoraima, está convencida de que una inversión de esta magnitud tardaría décadas en enjugarse, "si es que se puede llegar a hacer". Y entonces se hablaba de unos 200 millones. Pero los pliegos definitivos han incrementado su valoración en cien millones de euros más.

Hasta el momento, los grupos interesados en hacerse con la finca, cuyo mayor atractivo de rentabilidad económica se encuentra en el proyecto de ocio de lujo -aeródromo, campo de golf, hotel, etc- que se podría instalar en la zona de la finca que se encuentra fuera del parque protegido, lo que supone una inversión añadida, representan a grandes fortunas individuales. Se trata de capital que proviene de un jeque saudí, una de las cinco mayores fortunas de Francia y un entramado societario británico relacionado con un magnate. No se han querido decir nombres. En cualquier caso, estos tres intermediarios que representaban a estos posibles compradores contaban con un coste en la subasta que nunca superaría los 220 millones de euros. Ayer, el ministro desveló que hay que pujar más alto e Isabel Ugalde asegura que existe un plan B de rentabilidad para la finca en el caso de que no haya ofertas con la cantidad de arranque de la puja. "No la vamos a malvender", ha manifestado.

Lo que es seguro es que no existe un interés por la finca que tenga capital nacional detrás. El rumor más extendido, que incluso se dio por hecho, ponía a la familia Mora-Figueroa como compradora natural del latifundio. El patriarca, Ramón Mora-Figueroa, es propietario de otro de los grandes latifundios de la provincia, Las Lomas, muy apreciado por su valor cinegético y donde anualmente se organizan monterías a las que acude lo más granado del poder económico y político del país, incluido en su tiempo el propio rey Juan Carlos. Tanto Ugalde como el propio Ministerio de Agricultura a través de portavoces autorizados reconocen no sólo que ha llegado a sus oídos el rumor, sino que esa oferta se hubiera visto con buenos ojos, pero al mismo tiempo se asegura con convicción que nadie relacionado con Ramón Mora-Figueroa ha preguntado por las posibilidades de hacerse con la Almoraima.

A espera de sorpresas, que nadie piensa que se vayan a producir, los sobres que llegarán a la subasta tendrán todos capital extranjero y es muy complicado que ninguna de esas ofertas acepte el precio de 300 millones, intentando, posiblemente, una segunda subasta a la baja. El incremento en el precio de inicio en la subasta sobre lo pronosticado apunta a que al haberse reducido la asfixia sobre la tesorería, Agricultura se ha replanteado su estrategia y quien quiera La Almoraima tendrá que desembolsar una cantidad que el propio ministro reconoce que es "muy alta". Un capricho carísimo. Mientras, Ugalde se compromete a que a partir de este año La Almoraima dejará de costarle dinero al Estado.

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