la lucha contra el tráfico de drogas Un día después de la batalla

Las migajas del narcotráfico

  • Sanlúcar encaja con vergüenza la operación en la playa de Bonares que acabó con vecinos llevándose un alijo mientras apedreaban a agentes de Vigilancia Aduanera

Lo nunca visto parece que no lo es tanto en Sanlúcar. La población sanluqueña está tristemente acostumbrada a escándalos como el ocurrido el pasado miércoles en la playa de Bonanza, cuando numerosos vecinos de la zona se llevaron entre 70 y 80 fardos de hachís, unos 2.000 kilos, mientras algunos apedreaban a un helicóptero de Vigilancia Aduanera en plena operación contra el narcotráfico que, al final, acabó con un único detenido. Es la enésima vez que Sanlúcar encaja con vergüenza y resignación sucesos como el de esta semana. La única diferencia ahora es que la dureza de la crisis motiva cierta comprensión de no poca gente hacia quienes actúan así.

En el barrio Virgen del Mar, la conocida popularmente en la ciudad como la barriada de los Marineros, no había ayer ningún eco de lo sucedido. Tampoco en las barriadas Andalucía y Bonanza. La difusión mediática de lo sucedido es lluvia sobre mojado. "Ésta es la misma mala imagen que da siempre Sanlúcar", comenta un vecino en la puerta de un bar de Bonanza señalando lo publicado por la prensa del día.

Entre pintadas que tienen a la Policía como punto de mira, con insultos incluidos, el silencio sobre lo ocurrido es clamorosamente llamativo. Nadie habla casi nada de eso y quienes responden a la curiosidad de los visitantes no lo hacen demasiado. "Aquí la gente trabaja muchas horas, ¿quiénes cree que cultivan los campos?", afirma una comerciante de Bonanza señalando a la cercana zona agrícola de Los Llanos y La Algaida, otro inevitable punto de interés en la lucha contra el narcotráfico en Sanlúcar. Sólo alude tímidamente al problema: "Si de casi 70.000 habitantes que tiene esta ciudad, hay 15 ó 20 personas que se dedican a eso, ¿qué le vamos a hacer?".

Las opiniones más comprensivas se oían en la barriada de los Marineros, que está situada casualmente al pie del cuartel de la Guarda Civil. Negando que sea un barrio conflictivo, un joven del lugar se apresura a asegurar que lo que se cuenta del apedreamiento al helicóptero "es mentira". "Lo que pasó es que cuando el helicóptero bajó y se topó con tanta gente, más de 300 personas, pues se vio como se vio", apunta. ¿Y de los fardos que se llevaron? "Aquí tocó la Primitiva", responde antes de echar mano de un ejemplo: "A las once y media de la noche ya había un chaval con 18.000 euros en el bolsillo". Una de las migajas que el narcotráfico dejó aquella noche.

Junto a él, casi sin venir a cuento, un anciano del barrio se queja de que las autoridades "no dejan hacer nada, ni coger coquinas ni caracoles para buscarse la vida" en plena crisis. Una disculpa a poco metros del lugar de los hechos. ¿Ha habido mucho movimiento de fuerzas de seguridad después de aquello? "Nada, ¿qué van a hacer? En un segundo se lo llevaron todo, no quedó nada de nada", contesta alguien que le acompaña sin dar más detalles de este lamentable espectáculo, que ha dejado para la posteridad llamativas fotos e imágenes de vídeo. Otra nota insólita de este caso.

Más allá de estas populares barriadas de fuerte devoción a la Virgen del Carmen también se oyen opiniones para casi todos los gustos. En el mismo centro de Sanlúcar no se cortan tanto al hablar, pero para no decir cosas muy diferentes. Una chica reflexiona: "Estamos algo mejor que en Jerez porque en Sanlúcar hay mucha gente que vive de eso. Es lamentable decirlo, pero hay mucha gente que sale adelante gracias a eso en Bonanza". "No sólo en Bonanza", apostilla a su lado una señora mayor.

Más disculpas en el corazón urbano de Sanlúcar: "Con la crisis galopante que estamos sufriendo, comprendo en cierto modo esa situación, porque la gente lo está pasando muy mal y no encuentran otra salida". Lo confiesa un jubilado que asegura haber escuchado más de una vez a alguien que haría lo mismo "si tuviera la posibilidad". "Date cuenta que con llevar tres o cuatro paquetes consigues rápido un buen dinero", añade de su cosecha.

La resaca de esta última operación en Sanlúcar también está cargada de especulaciones y rumores del tipo "el pez gordo está ahora haciéndose poco a poco con el alijo contactando con los que cogieron algo" o "el servicio está intentando recuperar, al menos, la mitad de los fardos para lavar su imagen, porque fue un desastre".

Lo dicho. Los sanluqueños no tienen por qué reponerse de ningún susto. No están escandalizados. Soportan como pueden la lacra del narcotráfico, pero están más sofocados por el lastre de la crisis y el paro.

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