Andalucía

Un muerto y un herido en un tiroteo en una barriada algecireña

  • El suceso se produjo en la calle Juan Ramón Jiménez y apunta a un ajuste de cuentas Los agresores huyeron tras los disparos, que acabaron con la vida de un joven magrebí de 23 años.

Sobre las tres y cuarto de la tarde se interrumpió la tranquilidad en la barriada de El Saladillo de Algeciras. Dos ruidos secos que en un principio sonaban a petardos e incluso a una explosión de gas según explicaban a este diario los propios vecinos tuvieron como consecuencia, minutos después, el fallecimiento de un joven y la hospitalización de otro, que ya está fuera de peligro en planta aunque bajo custodia policial, ambos de origen magrebí, según detallaron fuentes del Servicio Andaluz de Salud (SAS).

El joven fallecido, de 23 años, recibió un impacto de bala entre el estómago y el pecho, mientras el herido por un disparo en la pierna, de 34 años, se encuentra ingresado en el hospital Punta Europa fuera de peligro. Al tiroteo se le sumó el atropello posterior de la víctima mortal cuando trataba de refugiarse. El causante de los disparos, aunque se desconoce si era una o varias personas, conducía un todoterreno BMW, según advirtieron testigos presenciales, y lograron huir, con lo cual se activó la orden de búsqueda por parte de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad.

Los hechos tuvieron lugar a la altura del bloque 2 de la calle Juan Ramón Jiménez, prácticamente en la entrada de la barriada. En un turismo, Seat blanco, se encontraban las víctimas que  fueron sorprendidas por el tiroteo en lo que apunta, según las fuentes oficiales consultadas por este diario, a un supuesto ajuste de cuentas entre "bandas rivales", que también podría tener como trasfondo el tráfico de drogas. Tras la huida de los agresores las víctimas fueron trasladadas por dos vehículos particulares al hospital, sin esperar siquiera a los efectivos sanitarios, si bien el más joven falleció minutos después a consecuencia de las graves heridas en el propio Punta Europa.

Durante casi dos horas y media estuvo cerrado al tráfico el tramo donde se produjo el suceso en la calle Juan Ramón Jiménez, impidiéndose el paso de vehículos y rodeado por una gran expectación de vecinos y curiosos. En el lugar se personaron los Cuerpos Local y Nacional de Policía, además de los agentes de la Policía Científica que iniciaron la elaboración de las primeras pesquisas en la zona acordonada. Los impactos de bala que se advertían en la carrocería del Seat, que se encontraba aparcado en la calle hasta que una grúa lo retiró sobre las cinco de la tarde, derivaron que los disparos podrían haberse realizado supuestamente con un arma de gran calibre.

La investigación se encuentra abierta actualmente ya que los agresores están siendo buscados por los efectivos policiales. Además, según se informó por parte de fuentes oficiales se barajan diferentes hipótesis de los hechos, sin descartar como principal causa un ajuste de cuentas.

Emergencias 112 fue cauce de la alarma vecinal que se creó sobre las tres y media tras el estruendo del tiroteo. Varias llamadas de particulares advertían que se habían escuchado disparos y gente gritando, las personas que llamaban alarmadas hacían alusión a un posible ajuste de cuentas.

Sobre las cuatro de la tarde la calle Juan Ramón Jiménez se mostraba como un auténtico escenario del crimen, la expectación entre el espacio acordonado y los efectivos policiales trabajando en la zona cero congregó a una multitud de personas que decían haber sentido los disparos aunque pocas reconocían haber visto algo. La Policía Científica inició la investigación in situ colocando en los puntos claves las marcas para analizar el suceso. Restos de cristales, de sangre e incluso piel se dejaban ver entre el estupor de los espectadores, los propios vecinos, que a este diario se afanaban en decir "que no son de aquí", las víctimas.

Cualquier detalle se hacía necesario para calibrar y recomponer lo ocurrido. Fueron trasladados varios testigos para tomar declaración de los hechos. Tras llevarse el vehículo, que fue objetivo del tiroteo, también se hicieron pruebas científicas de los restos que podían quedar de bala en los alrededores así como en la basura, en la que se introdujo un oficial en busca de posibles pruebas esclarecedoras.

Mientras la calle Juan Ramón Jiménez centraba la atención el drama se vivía en el hospital. En la zona habilitada para las Urgencias un gran número de agentes controlaban la entrada y salida de personas. Además, aparcado y vigilado por los propios policías estaban los vehículos que habían trasladado a las víctimas, en cuya carrocería y asientos podía apreciarse restos de sangre.

Numerosas personas se concentraban a las afueras de Urgencias, especialmente jóvenes, que lamentaban la pérdida de su amigo y familiar. Clamaban en voz alta lo sucedido, muchos entre lágrimas, incluso se encontraba un joven con la ropa con rastros de sangre que posiblemente condujo el coche hasta el hospital. La desolación ante los hechos provocó gran indignación y alguno incluso se atrevió a decir ante la presencia policial: "aquí no hay justicia ni nada". La investigación está abierta y por ahora no se han producido detenciones, salvo la toma de declaraciones.

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