Sevilla

El tercer accidente más grave de la historia de la aviación sevillana

  • El único siniestro de un vuelo comercial con fallecimiento de pasajeros y tripulación se produjo en el término de Carmona en 1962

Sevilla no ha protagonizado apenas grandes accidentes aéreos a lo largo de su historia, pese a que la aviación está presente en la ciudad desde principios de siglo XX. De hecho, el siniestro producido ayer en las cercanías del Aeropuerto de San Pablo, con cuatro muertos y dos heridos graves, es apenas insignificante en la historia negra de la aviación mundial, cuyo mayor accidente fue el que se produjo en el Aeropuerto de los Rodeos debido al choque entre dos aviones Boeing 747 el 27 de marzo de 1977, en el que murieron 583 personas.

El accidente aéreo de ayer es el tercero más importante registrado en la provincia, por detrás del sucedido en la capital el 19 de diciembre de 1961 con motivo de la Operación Clavel, que se saldó con una veintena de fallecidos y un centenar de heridos, y el registrado en el término de Carmona el 12 de octubre de 1962 al estrellarse el vuelo Barcelona-Valencia-Sevilla de Iberia, en el que perecieron los catorce pasajeros y los cuatro tripulantes del avión. Éste es, por tanto, el único siniestro de un vuelo comercial convencional en la provincia de Sevilla.

Sin embargo, es del accidente de la Operación Clavel del que se guarda una mayor memoria en la ciudad, quizás porque sus circunstancias fueron especialmente dramáticas. De hecho, todo aquel sevillano que entonces tenía uso de razón guarda exacta memoria de dónde se encontraba aquel fatídico 19 de diciembre de 1961. Aquella jornada culminaba la Operación Clavel, una gran movilización de solidaridad nacional organizada por el entonces muy popular locutor de radio Bobby Deglané para atender las necesidades de los miles de afectados por las riadas del Tamarguillo que se habían producido el 25 de noviembre anterior.

Para recibir a la caravana de más de 14 de kilómetros con las ayudas que venía de Madrid y había hecho escala en Córdoba, una multitud se congregó en la actual Avenida Kansas City. Fue entonces cuando una avioneta que realizaba un reportaje fotográfico se enganchó con el tendido eléctrico y se precipitó sobre la multitud, provocando escenas dantescas. Hubo una veintena de muertos y más de cien heridos. La gran recepción que se había organizado en la Plaza de España fue suspendida de inmediato y Bobby Deglané pasó en la ciudad de héroe a villano, hasta que años después se le desagravió dedicándole una calle en el centro de Sevilla.

Mucho menos conocido es el accidente ocurrido en el término municipal de Carmona, en el cortijo de El Acebuchal, el 12 de octubre de 1962, cuando se estrelló un avión comercial de la compañía Iberia, modelo Covair 400, que cubría la línea regular Barelona-Valencia-Sevilla. Según cuentan las crónicas de la prensa de ese fatídico día, las primeras noticias del siniestro llegaron al cuartelillo de la Guardia Civil de Carmona a las 14:20 gracias al guarda del mencionado cortijo. Aunque se movilizaron el equipo de urgencias del Aeropuerto de San Pablo, compuesto sólo por un médico y un practicante, un helicóptero de la base de Morón y ambulancias y voluntarios de la sanidad civil y militar, nada se pudo hacer: los catorce pasajeros y los cuatro tripulantes perdieron la vida. Entre los viajeros se encontraba Carlos Godó Muntañola, hijo del conde de Godó, editor del periódico barcelonés La Vanguardia.

El vuelo cubría la línea Barcelona-Valencia-Sevilla y había despegado del aeropuerto de Manises, en la capital levantina, media hora después del mediodía, estando prevista su llegada al aeródromo de San Pablo a las 14:30 de ese mismo Día de la Hispanidad. Las crónicas recuerdan el desagradable espectáculo que encontraron los equipos de rescate, "un montón de hierros retorcidos y de brasas" y el olor "a carne quemada". Actualmente, en el lugar del trágico suceso, un monumento rinde homenaje a las 18 víctimas.

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