Amparo Rubiales. ex presidenta del psoe andaluz

"Ésta ha sido la vez que mejor salida he tenido de un cargo"

  • Observadora muy cercana del mandato de Pepe Griñán, explica las razones de su marcha, sus impresiones de Díaz y de la ruptura con Chaves.

Amparo Rubiales (Madrid, 1945) ha dejado de ser la presidenta del PSOE andaluz; Susana Díaz, la nueva secretaria general, lo quiso así. Rubiales se afilió al PSOE en 1981 procedente del PCE, y desde entonces ha escrito una larga carrera política en Andalucía y en Madrid.

-¿Entendió que Susana Díaz la sustituyera como presidenta del PSOE andaluz por Micaela Navarro?

-Entendí perfectamente que Susana y yo hablásemos, las dos juntas, qué era lo mejor para la nueva etapa que ella comenzaba. Ésta ha sido la vez que mejor he salido de un cargo. En toda mi vida política, he tenido muchas salidas: buenas, malas y regulares. Ha sido la más franca y la más sincera, y eso se lo agradeceré siempre.

-En otras ocasiones, bastó con una llamada de teléfono, supongo.

-Claro, o te vas enterando tres semanas antes por los periódicos. La vez que más me ha dolido fue cuando dejé de ser diputada por Sevilla en 2004, y era vicepresidenta del Congreso, y empecé a saberlo casi tres meses antes. Me llamó el último día el entonces secretario provincial. Susana me llamó tres o cuatro días antes, y estuvimos en su despacho, relajadas, tranquilas, sin ningún problema y vimos qué era lo mejor para ella, para mí y para el partido.

-¿Y cuál es la razón?

-Es mía, yo estoy muy ligada a José Antonio Griñán y el mensaje que él quería dar, que queríamos dar, era el del cambio de generación. Yo podía enturbiar, en cierta medida, esa imagen.

-Por lo que usted sabe, ¿le resultó tan fácil a Susana Díaz con Mario Jiménez, que no ha seguido como vicesecretario general del PSOE?

-No lo sé, se lo puede preguntar a Susana Díaz. Supongo que sería más difícil, porque la vicesecretaría es más importante que yo. Lo de Micaela fue muy sencillo, ya fue candidata con Griñán en su primera Ejecutiva pero, al final, no pudo ser, y además simbolizaba la unidad del PSOE. Las mujeres, cuando queremos, hacemos las cosas de manera muy sencilla. Yo he hecho bien al dar este paso atrás.

-Usted es amiga de Griñán, y ha observado todo su mandato, ¿qué le ha supuesto a él, en lo personal, el paso por el Gobierno?

-¿En lo personal? En lo personal, que no en lo político, le ha supuesto muchas dificultades porque Griñán nunca ha pretendido ser. Griñán nunca peleó por conseguir los cargos que ha tenido, ni siquiera el de ministro. Efectivamente, lo de la Presidencia de la Junta no se le pasó por la cabeza y cuando Chaves se lo comunicó, estuvo un tiempo pensándoselo. Cuando él dejó de ser diputado en 2004, se planteó dejar la política. Sí, ha supuesto una dificultad personal añadida, a Griñán le gustan pocos los oropeles. Luego, creo que él está muy satisfecho desde el punto de vista político por el cambio que ha hecho.

-¿Cuándo pensó Griñán en esta renovación, que recaería sobre personas de 30 a 40 años, y no en los de 50?

-Que no se volvería a presentar a las elecciones lo tenía decidido desde el principio, él no iba a concurrir con 70 años. Pero ya Susana Díaz fue secretaria de Organización del PSOE en su primera Ejecutiva, en 2010, cuando él puso a tres personas jóvenes al frente, a los que han llamado griñaninis. Además de a Susana, a Rafael Velasco y a Mario Jiménez. Y cuando le presionaron para elegir a un vicesecretario general que sustituyera a Rafael Velasco, no quiso, Susana siguió en Organización sin nadie por arriba. Yo creo que la clave estuvo el día en que la nombró consejera de Presidencia e Igualdad, ese día no lo supimos ver (fue en abril de 2012).

-¿Y por qué se precipitó su marcha? De eso no hace ni dos años. ¿Los ERE?

-Han pasado muchas cosas. El dice que es muy bueno para las estrategias; para la táctica, no tanto. Esa estrategia la tenía muy pensada. Han influido asuntos personales, familiares, los ERE y, luego, que era el momento políticamente oportuno. Las decisiones importantes no se pueden tomar al final de la legislatura. Me lo decía el ex ministro de Educación Ángel Gabilondo, que llegó a tener acordada una ley de Educación con Cospedal, pero no le salió porque era el final, y al final llegan las encuestas, las estrategias... Esto es igual. Sin te dejas ver más, en el PSOE se hubiesen comenzado a mover las cosas, a vislumbrarse otros candidatos. No, lo ha hecho muy bien. Siempre pensó que los cuatro presidentes de la Junta habían nacido en los años cuarenta, como yo, todos habíamos estudiado Derecho, todos procedíamos de familias de profesionales, éramos iguales. Había que hacer otra cosa.

-Supongo que la enemistad que surgió entre Griñán y Chaves habrá sido para los amigos de ambos algo muy delicado.

-A todos nos ha dolido mucho.

-¿Y qué ha pasado?

-La política, que es muy mala. Hay otros sectores en la vida que también lo son, fíjese en la universidad, pero es cierto que en la política todo tiene mucha más repercusión pública. Malentendidos que no se solucionan. Cuando los jarrones se rompen, se rompen.

-Usted defendió a Susana Díaz cuando pocos creían en ella.

-Sí, yo la conocía porque vivo en Sevilla, claro, pero me di cuenta cuando ella fue secretaria de Organización. Le habían construido un perfil que tenía poco que ver con la realidad: ella tiene una gran firmeza, y eso sorprendía porque los mayores lo entendíamos como una irreverencia hacia nosotros. Y, además, ella tiene eso que es tan difícil que tener que es carisma.

-¿Ella representa un poco al tradicional socialismo sevillano?

-Bueno, hay quien dice que se parece en algo a Felipe.

-O a Guerra.

-O a ella misma, pero es verdad que vuelve a demostrarse que ser andaluz es muy importante, Andalucía ha dado muchos presidentes en la Historia de España.

-¿Le ve ese recorrido?

-Ahora tiene que jugar la Presidencia de la Junta, tiene 39 años, pero su opción tiene que ser Andalucía, ella no puede correr y saltarse etapas.

-Cuando Griñán habla de la renovación, dice que no se refiere a Rubalcaba.

-Bueno, Rubalcaba es el secretario general de todos. Yo no lo apoyé, yo apoyé a Carme Chacón porque creía que era un error apoyar a alguien que venía de perder unas elecciones. Eso era decirle a los españoles que se habían equivocado en el voto. Eso nosotros tenemos que respetar lo que eligen los órganos del partido.

-¿Y a partir de ahora? Ya no puede escribir sus memorias, porque ya lo ha hecho.

-Bueno, una segunda parte, no, no; quizás algo relacionado con mis artículos en vuestros periódicos, en los del Grupo Joly, lo de mis Empinadas cuestas, que son las pendientes que tienen que subir las mujeres. Una reflexión sobre ello. A lo mejor hago otras cosas, seguro que no me jubilo.

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