Andaluzas 22M

Susana Díaz: Le faltó el calor de la gente

Salir como ganador tiene sus riesgos; las expectativas son mayores y las posibilidades de defraudar también. La candidata socialista mantuvo anoche el tipo en el debate a tres bandas de Canal Sur pero le faltó el brillo, la fortaleza y la empatía que derrocha en la calle. Arrancó con cierto titubeo, se mostró tremendamente dura en el bloque dedicado a la corrupción y sólo rozó la brillantez que alcanza en sus intervenciones públicas cuando tuvo la oportunidad de enfrentar su compromiso por blindar la educación, la sanidad y la dependencia en Andalucía frente a los ataques y los recortes de Rajoy.

A Susana Díaz le faltó anoche el calor de la gente, poder mirar a los ojos a su público, a cualquier público. Porque se crece cuanto mayor es el desafío, convence cuando se dirige a los suyos y cautiva si se trata de atraer para la causa a la enorme bolsa de los indecisos que aún no saben a quién votar el 22-M e, incluso, a quienes le confiesan que su opción política es otra. "Aún tengo tiempo de hacerles cambiar de opinión", les suele replicar con una enorme sonrisa.

La oratoria se aprende pero la telegenia se tiene. En la candidata socialista confluyen estas dos virtudes y se une, además, un ingrediente diferenciador: habla como habla la gente. Se explica y se la entiende. Anoche no tuvo en frente un interlocutor con quien poder conversar. Empezó sus argumentaciones sin saber dónde dirigir la mirada y le afectó a la credibilidad. Al lado tuvo a un ex socio de gobierno que terminó poniendo a los dos grandes partidos en más de un aprieto. Rompió, además, el encorsetamiento del cuerpo a cuerpo que Susana Díaz protagonizó con Juanma Moreno con la denuncia del "pimpampum" que todos estábamos temiendo. No fue un diálogo de sordos pero casi. Se quedaron muchas preguntas en el aire y muchas dudas irresueltas sobre el rigor de los datos.

Enfrente destacó un Juanma Moreno más elocuente que de costumbre y, aunque cargado de mucho teatro y con un pose de actor bastante superficial, mantuvo muy incómoda a Susana Díaz durante buena parte del debate.

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