Cultura

Un compás endiablado

  • Diego Carrasco estrena en la Bienal 'El tiempo del diablo', un inventario dirigido por Pepa Gamboa que rescata la 'cara b' de su discografía junto a Miguel Poveda, Jarcha y los pasajes narrativos de Morao

Diego Carrasco retorna a Sevilla. No falla. Cada dos años, la Bienal desenrolla su alfombra roja y en ella, ya sea como protagonista absoluto o como artista invitado, siempre hay sitio para el Tate, el ilusionista del tomaketoma, el inclasificable rapsoda, jerezano de Santiago. Tras la puesta de largo en el Central hace cuatro años del espectáculo El mago, Carrasco estrena esta noche en el Lope de Vega, desde las nueve en punto y con todo el papel vendido, El tiempo del diablo, un montaje en el que Pepa Gamboa y Antonio Álamo, "dos genios", han corrido con la dirección y la dramaturgia, respectivamente. Un montaje que parte de una premisa "sencilla" aunque con "una mano un poquito teatral por detrás", explica con afán Diego, mientras deja escapar sus ojos claros por encima de sus gafas de sol. Son los momentos previos a una nueva jornada de ensayo en una confortable y recoleto espacio escénico jerezano.

"Sólo queríamos -abunda, antes de sorber otro trago de menta poleo con manzanilla- rescatar y revisar aquellos temas que no hago nunca en los conciertos, el proyecto en sí consiste en hacer realidad, llevar al directo, esos temas que ya eran complejos y costaban trabajo cuando estábamos metidos en el estudio". Un paseo por la memoria. Un vistazo al tiempo, al maldito tiempo. ¿Qué da más miedo el tiempo o el diablo? "El tiempo lo llevo bien, estoy más viejito, las canitas... Pero lo llevo bien. Eso sí, la segunda parte del título... Caca. Eso me da yuyu, no quiero ni mentarlo", asegura medio en serio, medio en broma. Y proclama: "Yo no quiero saber nada ni de política ni de religiones, mi alma es mi guitarra".

En el libreto, Álamo ahonda en el espíritu del nuevo espectáculo del Tate afirmando que es un encuentro de Diego con sus "memorias del tiempo viejo, temas ocultos, temas nuevos, temas remozados y guiños al tiempo y su diablo". Todo lo anterior, entroncado con la sombra del Tenorio: "Como Don Juan, condenado a seducir. Como Don Juan, condenado a decir versos, tanto barrocos como románticos, tanto cultos como populares", equipara el también director del Lope sevillano.

Desde A tiempo (1991, Nuevos Medios), del que revive un tema dedicado a Fernanda de Utrera, a Mi ADN flamenco (2004, ídem), cualquier cosa, cualquier tema ensombrecido por sus composiciones más populares, es posible. "También cuento con mis poetas de siempre", puntualiza Diego, que volverá a echar mano de la lírica de sus autores de cabecera, como el llorado Rafael Fernández El Nene y Carlos Lencero. Además, comenta por bajini, "habrá muchas sorpresas, como la presencia de un cantaor invitado excepcional (se refiere al badalonés Miguel Poveda) o la voz de Moraíto haciendo de narrador en off. También estará Jarcha y la guitarra tan jerezana de Alfredo Lagos". En el escenario, por supuesto, estará su banda, con el trío Las Peligro, "ahora dicen que se llaman las ex Peligro"; las guitarras de Curro, de Navajita y Fernando Carrasco; el bajo de Ignacio Cintado y la batería de Juan Grande. Al final, concluye Diego, "de lo que se trata es de reivindicar que no se pierda la seguiriya, el cante, que no se duerman los duendes del cante". A la postre, incide Diego, es "una gran ilusión estar rodeado de mi familia en el escenario" y que "algo tan especial como Sevilla y su Bienal te reconozcan tu trayectoria, es de agradecer bastante, esto es un escaparate increíble y queremos que este trabajo tenga una vueltecita linda".

Dicen algunas, pocas a decir verdad, malas lenguas que no sabe cantar ni baila. "En mi casa me lo dicen", pero, como advertían de Lola Flores, por Dios no se lo pierdan. Es Diego Carrasco. El rey del compás ternario, el juglar de la bulería, flamenco en deconstrucción y en continuo movimiento.Una odisea en el presente. Una quimera en el futuro.

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