Bienal de Flamenco

El dulce porvenir

Carmelo, cantes por caramelo. Dsdcero Producciones Escénicas. Guión y dirección: Enrique Linera. Escenografía: RAS. Sonido: Chipi Cacheda. Audiovisual: SG Design. Actores, intérpretes y músicos: Alfonso Naránjez, Manuel Solano, Lidia Cabello, Joaquín Linera, Samara Montáñez, David Gavira, Raúl Gálvez. Fecha: Jueves 27 de septiembre. Teatro Alameda. Aforo: Lleno.

Es difícil cautivar a los niños de la manera en que ayer lo hicieron los gaditanos de Dsdcero; con que, queridos padres de criaturas comprendidas entre los cuatro y los 10 años, apunten que el domingo a las 19:00 tiene lugar en el Teatro Alameda la única representación de Carmelo, cantes por caramelo fuera del circuito de colegios.

La pragmática del espectáculo es sumamente inteligente y productiva: tras una primera fase de presentación de estrambóticos personajes, slapstick (humor físico) y estimulación sonora y visual, los niños ya van de la mano del pastelero Carmelo y su ayudante Cacerolo camino de La Paguisién, coqueta confitería gaditana que frecuentan golosos caraduras y una especie de hada madrina, "Todos los cantes", que posee las recetas de unos extraños dulces, los cantes por caramelo, cuyos ingredientes deletrean el ADN de varias modalidades del flamenco. Cada una de las recetas, que por ejemplo convocan el cante por Caracoles o los fandangos de Macandé, conlleva divertidas interacciones con los pequeños y desemboca en su encarnación en directo a través del toque, el cante y el baile. Es decir, que el costoso robo de la atención de los niños no se dilapida al enfrentarlos a sucedáneos descafeinados, sino que se sacrifica frente a las formas puras. No cabe la menor duda de que la audiencia queda fascinada por la magia de los mil y un gadgets y objetos de gomaespuma coloreada que actores y músicos no paran de sacar a escena, pero estos gaditanos parecen tener a gala que no hay que minimizar o bastardear la posibilidad del pellizco estético por cuestiones de edad. Así, si bien la mayoría de los niños se quedarán con la recreación caricaturesca del gitano Macandé, alguno quizás habrá que aún le ande dando vueltas a la letra trágica y penetrante del mítico fandango Sin motivo ni razón.

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