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La innovación, para sobrevivir y algo más

  • Dos negocios de tercera generación cuentan en un acto de la Cátedra de Empresa Familiar su apuesta por la tecnología

Gracias a la innovación, una persona que esté por ejemplo en Pamplona podrá degustar en su casa una de las tapas más típicas del Bar Juanito de Jerez: las alcachofas guisadas. Con no pocas dificultades, esta empresa familiar de tercera generación ha creado Alta Cazuela, S.L. Según contaba su responsable Juan Rodríguez, en el parque tecnológico agroalimentario de Jerez han abierto una cocina central donde elaboran las recetas de toda la vida con tecnología avanzada, con un proceso de cocción a una temperatura controlada que mantiene los nutrientes del productos y, envasado en paquetes de 300 gramos, sus tapas llegan a cualquier parte. También la empresa Franjuba Pan S.L. , con unas técnicas de envasado muy modernas, ha logrado que por ejemplo un pan como el mollete dure 60 días y sólo con tostarlo lo degustará al momento. En las aldeas del norte de España tienen buenos clientes y esta idea les ha posibilitado facturar de 75 millones de pesetas a dos millones de euros en la actualidad.

Es la experiencia que ayer relataron dos negocios familiares de la provincia en un acto organizado por la Cátedra de Empresa Familiar de la Universidad de Cádiz, con el patrocinio de la Fundación Cajasur, sobre la innovación en este tipo de empresas. Su apuesta por la tecnología les ha posibilitado diversificar sus mercados y con ello sus ganancias. Eso sí, no sin hacer antes grandes esfuerzos y una fuerte inversión que finalmente parece haber merecido la pena. "La innovación nos ha permitido sobrevivir y después, si tienes suerte, además crecer", dijo Bartolomé Reyes, tercera generación al frente de Franjuba Pan. Según Daniel Lorenzo, responsable de la Cátedra por la que han pasado ya unos 120 alumnos, el futuro de las empresas familiares se afronta con "optimismo" y con "recursos" para afrontarlo. Uno de ellos puede ser la innovación y el desarrollo.

Bartolomé Reyes relataba en su intervención que ha sido un proceso costoso, "sobre todo en la búsqueda de tecnología adecuada, pero llevamos año y medio vendiendo estos nuevos productos". La plantilla de esta empresa panadera la forman ahora 34 personas y tras notar los efectos de la crisis allá por 2006 "decidimos crecer, salir del ámbito local. Gracias a mi padre, que es muy innovador, apostamos por el pan en atmósfera controlada y ha sido un gran éxito". El respaldo de las administraciones, que no había tenido en otros tiempos, sí lo encontraron en este proyecto.

Juan Rodríguez, de la empresa Alta Cazuela S.L, coincide con su compañero. En el apoyo encontrado en las administraciones, en la fuerte inversión, casi un millón y medio de euros, y en las dificultades para conseguir la tecnología adecuada. "No encontrábamos máquina que pelara alcachofas por ningún lado, y al final, en Murcia, nos la han hecho casi a medida", comentó. Aún así, también coincide en las posibilidades que ofrece para sobrevivir y crecer. Pero lo primero para conseguirlo es querer innovar. "Antes de llamar a ninguna puerta tienes que tener la idea y tu proyecto muy claro y entonces ver las necesidades y buscar las vías de financiación, que si bien ahora son difíciles se pueden encontrar", recomienda.

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