Crítica de Cine

Adivina quién trabaja en la NASA

Octavia Spencer, Taraji P. Henson y Janelle Monáe, en una escena de 'Figuras ocultas'.

Octavia Spencer, Taraji P. Henson y Janelle Monáe, en una escena de 'Figuras ocultas'. / d. s.

Tal vez no sea una casualidad que Theodore Melfi se diera a conocer hace 18 años con Windings Roads -drama centrado en las vidas de tres mujeres- y que, tras rodar en todos estos años sólo una película, St. Vincent, alcance su mayor éxito con este otro drama también centrado en la historia de tres mujeres: las científicas -matemáticas, ingenieras y astrofísicas- negras que participaron en el proyecto espacial Apolo a principios de los años 60, en plena carrera espacial contra la URSS y en plena lucha por los derechos civiles de los negros. Estaban muy bien preparadas, habían llegado donde casi ninguna mujer negra lo había hecho… Pero todavía existía la segregación, incluso en aquella oficina o laboratorio del futuro que era la NASA, donde los aseos de las mujeres negras estaban fuera del edificio y había cafeteras para blancos y negros.

Margot Lee Shetterly, hija de un científico negro que trabajó en aquellos años en la NASA, buena conocedora por lo tanto de las anormales circunstancias en las que los afroamericanos eran tratados, publicó en 2016 el libro de no ficción Figuras ocultas: La historia de las mujeres afroamericanas que colaboraron en la carrera espacial. La historia era tan política, social y comercialmente oportuna (no oportunista: estas historias deben contarse y estas películas deben hacerse) que vendió sus derechos cinematográficos antes de la publicación del libro.

La guionista televisiva Allison Schroeder convirtió el libro en guión con una mano en el teclado del ordenador y algún manual de escritura de guiones en la otra. Su trabajo es excesivamente lineal y plano. Theodore Melfi lo convierte en una aseada y correcta película en la que lo más destacable son las excelentes interpretaciones del trío protagonista -Taraji P. Henson, Octavia Spencer y Janelle Monáe-. muy bien secundadas por Kevin Costner (que interviene en la producción) y Kirsten Dunst, y la espléndida recreación de los primeros 60 lograda por el diseño de producción de Wynn Thomas, un veterano maestro formado en el equipo de Spike Lee (su culminación fue la dirección artística de Malcolm X) y posteriormente creador de los diseños de producción de Una historia del Bronx, ¡Marte ataca!, Una mente maravillosa, Cinderella Man o El espía.

Por supuesto, lo más destacable, por encima de las muy buenas interpretaciones y de la extraordinaria recreación de los 60, es lo que la película cuenta y denuncia. ¿Está rodada calculadamente para optar a algún Oscar políticamente correcto? ¿Está escrita y filmada de una forma excesivamente académica para no correr ningún riesgo? Lo primero es posible y lo segundo, seguro. Pero tal vez el enorme éxito que ha tenido en los Estados unidos, liderando la taquilla habitualmente secuestrada por los efectos especiales y los superhéroes, tenga que ver con esta elección de la segura eficacia narrativa. Lo importante en este caso no es tanto el cine -que no se sacrifica: la puesta en imagen es muy digna y alcanza momentos de emoción- como el hecho histórico que se cuenta: una historia extraordinaria correctamente contada que merece sobradamente verse. Porque la sorpresa aquí no consiste -como en Adivina quién viene esta noche- en que la hija de un matrimonio teóricamente liberal se presente con un novio negro, sino que en la NASA hubo negras trabajando no sólo como camareras o limpiadoras.

Otro valor añadido, permítanme esta reflexión personal, es poner en valor una senda en la lucha por los derechos civiles en gran parte abandonada poco después de los hechos narrados en esta película (desde Malcolm X al Black Power o las Panteras Negras) por considerarla propia de los blancos o blanqueamiento de los negros que aceptaban las formas de vida y valores de los blancos, haciéndose críticas injustas a pioneros como Sidney Poitier o incluso a figuras como Luther King. Y olvidando, también, la lucha pacífica e inteligente de estas mujeres.

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