Crítica 'Dos madres perfectas'

Amigas, suegras, cuñadas, abuelas

Dos madres perfectas. Drama romántico, Australia, 2013, 111 min. Dirección: Anne Fontaine. Guión: Christopher Hampton. Fotografía: Christophe Beaucarne. Música: Christopher Gordon. Intérpretes: Naomi Watts, Robin Wright, Xavier Samuel, James Frecheville, Ben Mendelsohn.

Situada en ese punto intermedio entre el morbo y el escándalo, o sea, ideal para las lectoras de la saga de Sombras de Grey y cosas similares, barnizada por el sol entre las paradisíacas playas de Australia, protagonizada por dos rubias en su esplendor de madurez como Robin Wright y Naomi Watts y con el pedigrí culto de una novela de Doris Lessing adaptada por la prestigiosa pluma de Christopher Hampton (Las amistades peligrosas), Dos madres perfectas se lanza al abismo suicida de un cuarteto romántico prohibido y cruzado entre dos amigas de la infancia y sus respectivos hijos adolescentes, surferos y generosos a la hora de quitarse la camiseta.

Material inflamable donde los haya, ni el guión de Hampton ni la dirección de la francesa Anne Fontaine (Limpieza en seco, Nathalie X, Coco Chanel) consiguen insuflar la credibilidad e intensidad necesarias a una historia de edipos intercambiados y desconcierto existencial que se dispersa demasiado entre elipsis temporales que quieren abarcar demasiado arco, idas, vueltas y reenganches y una poco trabajaba comprensión entre mujeres a las que uno no termina de creer nunca entregadas a esa espiral de deseo y fatalidad anunciada.

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