'Capitana Marvel' | Crítica

Empoderamiento del tebeo

Brie Larson, del Oscar de 'La habitación' al traje de 'Capitana Marvel'.

Brie Larson, del Oscar de 'La habitación' al traje de 'Capitana Marvel'.

Sólo desde que en 2005 Marvel empezó a producir de forma independiente las películas basadas en los personajes de sus tebeos han lanzado 21 títulos. Un récord. A ellas hay que sumar el más de medio centenar de películas basadas en tebeos de otras factorías gráficas cuyo volumen de producción se ha incrementado como ningún otro género o subgénero cinematográfico lo había hecho -con la excepción del western entre los años 20 y los 60- a partir de tres hechos clave: el Superman de Donner en 1978, primera superproducción de gran éxito dedicada a un personaje de tebeo; la reafirmación de sus posibilidades comerciales con el Batman de Burton en 1989; y las posibilidades que los efectos especiales digitales ofrecieron al cine fantástico cuando, tras años de experimentación -desde Tron en 1982 a Terminator 2 en 1991-, Parque Jurásico los consagró en 1993.

Las inmensas, prácticamente ilimitadas, posibilidades que la imagen digital ofrece, la reorientación del cine comercial popular como espectáculo neo-Méliès basado en el asombro ante el truco -lo más apropiado para esos nuevos barracones de verbena que son los complejos de multisalas insertados en grandes centros de ocio y consumo- y la importancia creciente que el público adolescente (o adulto afectado de complejo de Peter Pan) tiene desde los 80 consagraron el inmenso éxito de las películas de superhéroes, filón que, lejos de agotarse cuatro décadas después de su eclosión, no cesa de crecer. Entre las diez películas más taquilleras de la historia del cine las de fantasía en las que los efectos especiales ocupan un lugar central ocupan los puestos 2, 3, 6, y 9 (Avatar, La guerra de las galaxias, ET y Star Wars. El despertar de la fuerza). Y de las 20 películas que desde el año 2000 a hoy han encabezado las recaudaciones anuales, 16 son de fantasía o superhéroes y 3 de animación.

Marvel busca prestigiarse yendo más allá del chimpún de los efectos especiales

Ahora llega el turno a la Capitana Marvel, nacida como dibujo en 1968 como feminización del Capitán Marvel que había nacido en 1941 como copia de Superman, redefinida en 1977 para protagonizar su propia serie de tebeos durante cuatro años y después inmersa en los pelotones de los X-Men y Los Vengadores. El momento es ideal para convertir en protagonista absoluta a esta mujer. No es casual que se estrenara el 8 de marzo, que la dirección se haya encargado a Ryan Fleck (director en solitario de la premiada Half Nelson) y a Anna Boden (quien junto a Fleck ha firmado las igualmente pequeñas y personales Sugar: carrera tras un sueño, Una historia casi divertida y La última apuesta) y que esta feminización de los superhéroes tenga al frente a las prestigiosas Brie Larson y Annette Bening. Marvel busca prestigiarse, renovarse y conectar con sensibilidades mayoritarias pretendiendo ir más allá del chimpún de efectos especiales (Black Panther sería el perfecto ejemplo con su apuesta por los superhéroes afroamericanos y los subtextos presuntamente políticos). ¿Lo logra? Creo que no. Esto es más de lo mismo -que además queda por debajo de otros títulos de esta factoría- con guiños a lo políticamente correcto y algún destello de humor. Poca cosa. Y, me parece, viejuna. ¿O no han existido Wonder Woman, Barbarella y Modesty Blaise?

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