Lo que esconde Silver Lake | Crítica

Lo que esconde D. R. Mitchell

La ciudad de Los Ángeles es uno de los personajes de 'Lo que esconde Silver Lake'.

La ciudad de Los Ángeles es uno de los personajes de 'Lo que esconde Silver Lake'.

Con It Follows David Robert Mitchell demostró un gran talento creativo para renovar el súper explotado y maltratado género de terror, creando una atmósfera de pesadilla en la que daba igual que pasara algo o no (y pasaban cosas horripilantes y sobrenaturales) porque la tensión nacía de unas atmósferas en las que lo peor puede pasar siempre. El escenario era una Detroit arruinada y todo empezaba en un coche tal vez como metáfora de la ciudad que fue llamada Motor City por ser en sus buenos tiempos la capital de la industria automovilística. Esa única película lo convirtió en una esperanza del antes tan rico y hoy tan raquítico cine comercial de autor americano. Ahora Lo que esconde Silver Lake confirma su talento pero descendiendo de nivel y planteando algunas dudas sobre su originalidad creativa.

Pasando del terror al thriller y de Detroit a Los Ángeles Mitchell crea otro relato hecho a la medida de la ciudad en la que ambienta su historia. Como si esta fuera de alguna forma una emanación de los mitos, secretos y olvidados esplendores que encierra. Detroit era la sombra oxidada de la poderosa industria automovilística. Los Ángeles es la sombra de otra poderosa industria, aquel Hollywood al que Ilya Ehrenburg llamó en su célebre ensayo La fábrica de sueños. Industrias, al fin y al cabo. Y al tratarse en este caso de una que crea sueños todo tiene un aire de ensoñación alucinada que puede recordar a Puro vicio de P. T. Anderson al recrear una ciudad cuyos sueños parecen haberse convertido en pesadillas y sus iconos haberse mutado en monstruos.

Un chico más bien colgado emprende una rara investigación para averiguar el paradero de una vecina desaparecida. En torno a este núcleo se tejen historias que crean más confusión que riqueza. Algo de Anderson y mucho de Lynch hay en esta película interesante pero no lograda. Porque Mitchell parece haber importado la brillante confusión alucinada de la película de Anderson dejándose atrás su capacidad para sugestionar a través de puras imágenes delirantes; y haberse inspirado en el barroco onírico de Lynch, pero como una cáscara sin fruto dentro.

'Silver Lake' confirma el talento de su director, pero genera dudas sobre su originalidad creativa

Lo que en estos directores es inspiración y originalidad aquí parece diseño e incluso impostura. A ratos convence y a ratos decepciona, como si la vaguedad con que la película se mueve en una tierra de nadie entre el sueño y la vigilia, los tipos extravagantes que la pueblan y el errático desarrollo de la línea argumental respondieran a aquella broma cínica: ya que no somos profundos, seamos oscuros. ¿Es pedrería su brillo? ¿Es pose su originalidad? ¿Son corta y pega sus múltiples referencias? Habrá que esperar a una tercera película para saber si It Follows dio en la diana por casualidad o si en Mitchell hay creatividad, si Lo que esconde Silver Lake es un ejercicio de estilo más o menos logrado o la impostura de un director aclamado como autor demasiado pronto.

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