Crítica 'El amor de Tony'

Gente corriente

El amor de Tony. Drama, Francia, 2010, 85 min. Dirección y guión: Alix Delaporte. Fotografía: Claire Mathon. Música: Mathieu Maestracci. Intérpretes: Clotilde Hesme, Grégory Gadebois, Evelyne Didi, Antoine Couleau, Corine Marienneau, Patrick Descamps, Lola Dueñas.

La nueva distribuidora independiente Absolut Media ha inaugurado su catálogo con un par de películas francesas que responden a esa saludable calidad del término medio de la cinematografía del país vecino que tanta envidia nos causa por aquí.

Tanto Mademoiselle Chambon como El amor de Tony, que obtuvo en 2010 el Premio Michael D'Ornano al mejor primer filme francés del año, trabajan en territorios dramáticos realistas, cuentan historias sencillas e intimistas y están protagonizadas por gente normal y corriente, incluso cuando sus intérpretes son actores o actrices conocidos como Vincent Lindon o la hermosa y enigmática Clotilde Hesme (Les amants reguliers, De la guerre, Misterios de Lisboa).

El filme de Alix Delaporte se sitúa además lejos de la gran ciudad, en los paisajes costeros de Normandía, para mostrar su personalidad y su singularidad como si de un protagonista más se tratara. Así, El amor de Tony nos habla de la posibilidad de iniciar una nueva vida entre los flujos de un lugar, sus gentes y sus oficios a través de la historia de una mujer recién salida de la cárcel que irá venciendo poco a poco su carácter hosco y su coraza afectiva tras conocer a un pescador del pueblo (Grégorie Cadebois) que transpira humanidad por todos sus poros.

Delaporte modula su relato de reinserción y amor sobrevenido con cierto gusto por la elipsis, sin subrayados melodramáticos ni psicologismo, confiando siempre en la observación y la repetición como rituales de puesta en escena. Así, los planos sostenidos de Angèle en su bicicleta pedaleando contra el viento se convierten en una poderosa metáfora del esfuerzo por volver a retomar las riendas de la normalidad de la vida.

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