Obituario

Adiós a Manuel Alcalá, referente del cineclubismo sevillano

Manuel Alcalá, referente del cineclubismo sevillano, Premio de Honor Asecan en 2011.

Manuel Alcalá, referente del cineclubismo sevillano, Premio de Honor Asecan en 2011.

Ayer jueves fallecía a los 94 años Manuel Alcalá, el Padre Alcalá para todos los que lo tratamos y conocimos, figura esencial de la cinefilia y el cineclubismo sevillanos, generoso maestro y mentor de jóvenes críticos y aficionados, animador de debates y coloquios de altura en tiempos de estrecheces, sacerdote jesuita sabio y erudito en los ámbitos de la Teología, la Filosofía o la Historia, autor de un libro de referencia sobre nuestro mejor cineasta (Buñuel: cine e ideología), incansable visitante de festivales y salas de cine, desde la Berlinale a la que solía acudir puntualmente hasta que la salud se lo permitió, al renovado Festival de Cine Europeo donde nos lo cruzábamos en las salas o haciendo cola.

Hay en Sevilla gentes del cine más acreditadas y veteranas para hablar del padre Alcalá, que reunió en torno a él y a su hermano mayor Antonio a aquella incipiente y entusiasta cinefilia destinada a consolidar el Cine-Club Vida como uno de los pilares de una actividad constante en la promoción del cine de autor, o de arte y ensayo, como se llamaba entonces, en las distintas etapas, sedes y eventos por los que pasó a lo largo de los años. Uno de ellos, Rafael Utrera, recopiló en un libro publicado en 2008 los 50 años de historia de un cineclub que ha proyectado más de 700 títulos y por el que han pasado muchos de los que hoy son referentes locales en la difusión de la historia, la cultura y la estética cinematográficas tanto en el ámbito académico como en el de la crítica periodística.

Director en su segunda etapa (1962-1969), Alcalá se marcharía a Madrid por más de treinta años, y a su regreso a Sevilla, en 2001, volvió a hacerse cargo de la dirección en la nueva sede de la Sala Turina con patrocinio de la Fundación El Monte/Cajasol. Fue ese el periodo en el que lo conocimos y tratamos de primera mano, coincidiendo con los primeros pasos de Diario de Sevilla y nuestros balbuceos en el oficio. Manuel nos invitaba regularmente a Alfonso Crespo y a mí a presentar películas y mantener debates con el público. Por aquel entonces, en plena transformación de la cinefilia hacia el ámbito digital, el nuevo Cine-club Vida seguía siendo un bastión de resistencia para los más veteranos y nostálgicos, posiblemente el público más exigente y difícil al que enfrentarse después de una proyección. Fiel a su política de máximos en tiempos de precariedad, sus ciclos siempre estuvieron acompañados de folletos y textos introductorios, en la que tal vez haya sido la última gran iniciativa de ese tipo en la ciudad. En 2011, ASECAN reconocía su labor y su magisterio con un premio honorífico.

Más de una vez acudimos a su llamada para ayudarle a buscar alguna película extraña o inencontrable desde la residencia de la calle Jesús del Gran Poder en la que vivió antes de marcharse definitivamente Málaga, donde ha estado atendido y visitado hasta su muerte por sus discípulos y amigos.

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