Crítica 'Lecciones de amor'

Simpática batalla entre la imagen y la palabra

Lecciones de amor. Comedia romántica, EEUU, 2013, 111 min. Dirección: Fred Schepisi. Guión: Gerald DiPego. Fotografía: Ian Baker. Música: Paul Grabowsky. Intérpretes: Clive Owen, Juliette Binoche, Keegan Connor Tracy, Bruce Davison.

Fred Schepisi tiene películas de las que guardo un excelente recuerdo. Es más, que vuelvo a ver con gusto si me cruzo con ellas: Plenty, Un grito en la oscuridad, La Casa Rusia y Criaturas feroces. En esta ocasión teje una leve comedia sentimental sobre el robusto bastidor de una de las más largas disputas estéticas de la historia: la relación entre la palabra y la imagen, la poesía y la literatura; y la primacía de una sobre otra. Desde la antigüedad clásica -el "ut pictura poesis" de Horacio- existe este debate que cobró especial virulencia entre el Renacimiento y la Ilustración, unas veces dando primacía a la pintura, otras a la poesía, y otras más identificándolas. Hasta que el famoso Laocoonte de Lessing la zanjó (en la medida en que una disputa de esta naturaleza un tanto bizantina pueda serlo) reclamando para cada una de ellas un estatuto autónomo.

No se asusten. El buen guión de Gerald DiPego convierte la centenaria polémica en un duelo más sentimental que académico entre dos guapos profesores -Juliette Binoche y Clive Owen- empeñados en defender sus terrenos de docencia: las palabras y las imágenes (más ajustado el título original: Words and Pictures que el español). Y Schepisi pone convincentemente en imágenes las luchas personales de la pintora y el escritor para superar sus limitaciones (ella sufre artritis reumática) y errores (él ha naufragado como escritor en un mar de alcohol); sus luchas académicas sobre la primacía de las palabras o las imágenes; y sus luchas sentimentales para evitar lo inevitable. Un aceptable espectáculo intelectual sobre las artes (pese a algunas simplificaciones), un buen espectáculo cinematográfico rodado por un muy buen artesano en la plenitud de su madurez y, sobre todo, un muy buen espectáculo interpretativo (especialmente conmovedor por su sencillez en el caso de Binoche). En esto no hay discusión: ni la pintura, ni la poesía; los vencedores de la película son Binoche y Owen. Y es de agradecer el gesto de valor de situar -con los aires (más bien ventosidades) que corren por la actual comedia americana- una comedia romántica sobre el trasfondo del "ut pictura poesis".

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