Una cuestión de género | Crítica

Buena historia bien contada e interpretada

Felicity Jones, en una escena de la película.

Felicity Jones, en una escena de la película. / D. S.

Poco a poco parece volver el cine que hizo la grandeza de Hollywood: buenas historias bien contadas y muy bien interpretadas. Porque la grandeza no se mide sólo por las cumbres creativas, sino sobre todo por el alto tono medio de la producción. Aplico al cine los estándares de la dieta en lo que al bienestar se refiere: es tan importante que haya grandes chefs y exquisitos que coman muy bien, pero aún más lo es la dieta de la mayoría.

Al igual que la tan oscarizada como por algunos injustamente denostada Green Book o que ¿Podrás perdonarme algún día?, dos muy buenas películas más que correctamente narradas que cuentan dos interesantes historias reales y están soberbiamente interpretadas, Una cuestión de género, inferior a las otras dos, narra con buenas maneras y una buena interpretación una historia también real: la trayectoria de la famosa y jaleada Ruth Bader Ginsburg, la segunda mujer en la historia nombrada jueza del Tribunal Supremo de los Estados Unidos tras labrarse una reputación con un caso que sentó un importante precedente en la resolución de conflictos por discriminación de género.

Todo muy políticamente correcto, sí, como ahora está mandado. Estas tres películas tratan de derechos y marginación, ya sea de los afroamericanos, de las personas con problemas de sociabilidad o de la mujer. Y además están unidas por otra circunstancia: al igual que Melissa McCarthy como actriz y Peter Farrelly como director dignifican sus filmografías con las dos películas antes citadas, Mimi Leder, realizadora sobre todo televisiva que en cine –del que había estado alejada los últimos diez años– empezó dirigiendo máquinas espectaculares (El pacificador, Deep Impact) para después orientarse hacia historias sentimentales (Cadena de favores) o de suspense (The Code) con irregular fortuna, firma con esta película su obra más seria y redonda.

Todo es correcto y eficaz en la dirección, con una Leder muy contenida y empeñada en hacer un canto a la personalidad de la protagonista. Logra que no incurra en la hagiografía que roza gracias a la buena interpretación de Felicity Jones y a las siempre poderosas presencias de los grandes Kathy Bates y Sam Waterston. Menos convincente, aunque correcto, está el astro ascendente –si no ya ascendido– Armie Hammer. Magnífica banda sonora de Michael Danna.

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