Si han visto Paso de ti o Tres bodas de más, les va a sonar muy familiar la fórmula de esta nueva comedia española para el mercado global de Netflix cuya premisa, a saber, el viaje forzado de luna de miel en las paradisiacas Islas Mauricio de una madre protectora y su hijo cuarentón recién plantado en el altar, prometía mucho más y mejor de lo que acaba ofreciendo.

Unos materiales que invitan a la comedia de equívocos y situaciones embarazosas de trasfondo edípico-freudiano y que, sin embargo, el guion de Garrido y Valor (Promoción fantasma, Lo dejo cuando quiera, Los reyes de la noche) no consigue sostener y llevar más allá de dos o tres gags puntuales, una imperdonable deriva dramática y la ocasional aparición de algún secundario que paralice la función para lucirse en su estrambote. Hablamos aquí de la conserje de hotel de fuerte acento catalán y amplio catálogo de tics que interpreta, libre y desbocada, Yolanda Ramos, prácticamente lo único que recordaremos de esta comedia que se desinfla y reblandece por minutos para entrar en barrena en un tercio final donde la distancia entre los personajes y la moraleja familiar irrumpen donde el cuerpo pedía exceso y desenfreno.

Y bueno, a quien pensara que la gran Carmen Machi y el crecidito Quim Gutiérrez podían llegar a tener buena química de contrarios como madre e hijo, conviene ir diciéndole que se equivocaba.