Great Freedom | Crítica

Una vida bajo el 175

Frabz Rogowski y George Friedrich en una imagen de 'Great Freedom'.

Frabz Rogowski y George Friedrich en una imagen de 'Great Freedom'.

Apenas una copia y un único pase diario a última hora son el pírrico reconocimiento de la exhibición local a la película ganadora del Giraldillo de Oro en el pasado SEFF, esta Great Freedom del austriaco Sebastian Meise que atraviesa la vida y la relación carcelaria de dos hombres marcados por la homosexualidad y la adicción en la Alemania de posguerra entre 1945, 1957 y 1968.

El encierro y ese triple corte en el tiempo permiten a Meise depurar el trabajo de puesta en escena y agujerear su relato sobre las rutinas, las repeticiones y los ciclos de una vida y una amistad entre rejas que discurre en paralelo a los acontecimientos históricos que resuenan al otro lado de los muros, posibilitando así esa doble lectura personal y colectiva del drama de estos dos parias marcados por la diferencia, la guerra y el nazismo.

Con todo, lo más interesante de este filme casi siempre contenido, seco y austero, también algo mecánico y previsible en sus recursos para moverse en el tiempo o evocar el recuerdo, reside en su trabajo de cercanía a la intimidad de sus dos protagonistas, a los que un extraordinario Franz Rogowski, uno de los mejores actores del momento y también premiado en Sevilla, y un no menos estupendo George Friedrich, prestan mucho más que los verosímiles cambios de aspecto a lo largo de los años, dos actores que entregan su cuerpo, sus heridas, sus vergüenzas y su sensibilidad escondida a sendos personajes a los que la vida fuera de la prisión se antoja más hostil e inhabitable que en la dinámica cruel de la represión y la humillación penitenciaria.

En sus dos últimas secuencias, ya fuera de la prisión, el mundo que espera a uno y al que el otro ha renunciado momentos antes, no se presenta precisamente como ese lugar de la gran libertad redentora que un día imaginaron y al que, en todo caso, ya llegan muy viejos y cansados.