Seis días corrientes | Estreno en Movistar+

Murga (amable) de los currelantes

Valero Escolar, Mohamed Mellali y Pep Sarrà en una imagen del filme.

Valero Escolar, Mohamed Mellali y Pep Sarrà en una imagen del filme.

Tras su paso por los festivales de Buenos Aires, Valladolid y Locarno, donde su elenco no-profesional se hizo con el premio a la mejor interpretación, y un discreto estreno comercial, Seis días corrientes llega a las plataformas para alcanzar tal vez a un público más amplio afín a sus pretensiones de película amable y popular sobre el mundo del trabajo y la inmigración en la España contemporánea.

De nuevo con un importante sesgo documental infiltrado entre los pliegues de la ficción, Neus Ballús (La plaga, El viaje de Marta) aborda aquí el universo de los currantes anónimos, fontaneros, electricistas y reparadores, desde el tono ligero, la calidez y la cercanía a un peculiar trío de empleados de una empresa de mantenimiento enfrascados en el día a día de las visitas a domicilio, los gajes y roces propios del oficio y una evidente voluntad conciliadora que deja a un discreto margen todo elemento de conflicto (de clase, generacional o racial) para centrarse en el retrato costumbrista y comprensivo de sus personajes, trasuntos de los propios no-actores que los protagonizan: Valero, un charnego de mediana edad, humor castizo y en plena dieta, Pep, veterano empleado a punto de jubilarse, y Moha, un marroquí recién llegado a la empresa.

Ballús trabaja la dinámica complementaria y los roces del trío como recurso cómico y respeta la idiosincrasia, el habla y los acentos particulares de cada uno con buen oído, pero se asegura bien de que su filme encaje en una estructura que permita dejar claras las etapas, lecciones y el mensaje. Así, de piso en piso, de vecino en vecino, de faena en faena, Seis días corrientes se abre a una cierta diversidad de tipos que tiene más de anecdótico que de sociológico, pretexto para una narración por jornadas destinada a visibilizar ese trayecto de auto-reconocimiento y expiación que hace de Valero el verdadero foco de un filme que, al fin y al cabo, busca suavizar las aristas de la condición racista, mostrar las dinámicas del trabajo y, sobre todo, comprender a sus criaturas con todas sus virtudes y defectos.